Trouvé 28 Résultats pour: sirviente

  • El sirviente aceptó y los puso a prueba durante diez días. (Daniel 1, 14)

  • Desde entonces, el sirviente retiraba la comida y el vino y les daba legumbres y agua. (Daniel 1, 16)

  • El capitán contestó: «Señor, ¿quién soy yo para que entres en mi casa? Di no más una palabra y mi sirviente sanará. (Evangelio según San Mateo 8, 8)

  • Pues yo, que no soy más que un capitán, tengo soldados a mis órdenes, y cuando le digo a uno: Vete, él se va; y si le digo a otro: Ven, él viene; y si ordeno a mi sirviente: Haz tal cosa, él la hace.» (Evangelio según San Mateo 8, 9)

  • El discípulo no está por encima de su maestro, ni el sirviente por encima de su patrón. (Evangelio según San Mateo 10, 24)

  • Ya es mucho si el discípulo llega a ser como su maestro y el sirviente como su patrón. Si al dueño de casa lo han llamado demonio, ¡qué no dirán de los demás de la familia! (Evangelio según San Mateo 10, 25)

  • Uno de los que estaban con Jesús sacó la espada e hirió al sirviente del sumo sacerdote, cortándole una oreja. (Evangelio según San Mateo 26, 51)

  • A su debido tiempo envió a un sirviente para pedir a los viñadores la parte de los frutos que le correspondían. (Evangelio según San Marcos 12, 2)

  • Había allí un capitán que tenía un sirviente muy enfermo al que quería mucho, y que estaba a punto de morir. (Evangelio según San Lucas 7, 2)

  • Por eso ni siquiera me atreví a ir personalmente donde ti. Basta que tú digas una palabra y mi sirviente se sanará. (Evangelio según San Lucas 7, 7)

  • Yo mismo, a pesar de que soy un subalterno, tengo soldados a mis órdenes, y cuando le ordeno a uno: "Vete", va; y si le digo a otro: "Ven", viene; y si digo a mi sirviente: "Haz esto", lo hace.» (Evangelio según San Lucas 7, 8)

  • Y cuando los enviados regresaron a casa, encontraron al sirviente totalmente restablecido. (Evangelio según San Lucas 7, 10)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina