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Recibirás el dinero de esta expiación de mano de los hijos de Israel y lo destinarás para el servicio de la Tienda de las Citas. Con este medio los israelitas harán que Yavé se acuerde de ellos y rescatarán sus vidas.» (Exodo 30, 16)
Guarden el sábado porque es sagrado para ustedes. El que lo profane morirá; el que trabaje en ese día será borrado de en medio de su pueblo. (Exodo 31, 14)
Trabajarás durante seis días, pero el día séptimo será sagrado para ustedes, día de descanso completo en honor a Yavé. Cualquiera que trabaje en ese día morirá. (Exodo 35, 2)
todos aquellos a quienes su corazón movía, hombres de corazón generoso, vinieron a dejar su ofrenda para Yavé, para la construcción de la Tienda de las Citas, para todo su servicio y para las vestiduras sagradas. (Exodo 35, 21)
Así, pues, Bezaleel, Oholiab y todos los hombres peritos a los que Yavé ha dado habilidad y pericia para saber realizar todos los trabajos en servicio del Santuario, ejecutarán todo conforme lo ha mandado Yavé.» (Exodo 36, 1)
Para el servicio del altar fabricó las calderas, tenazas, tridentes y braseros. Todos estos instrumentos los hizo de bronce. (Exodo 38, 3)
Hicieron para el servicio del Santuario vestiduras de ceremonia de púrpura violeta y escarlata, de carmesí y lino fino. Hicieron asimismo las vestiduras sagradas de Aarón, como Yavé había mandado a Moisés. (Exodo 39, 1)
el cortinaje del atrio, los postes con sus basas, la cortina para la entrada del atrio, sus cuerdas, clavos y todos los demás utensilios del servicio de la Morada, la Tienda de las Citas; (Exodo 39, 40)
las vestiduras de ceremonia para el servicio en el Santuario; los ornamentos sagrados para el sacerdote Aarón y las vestiduras de sus hijos para ejercer el sacerdocio. (Exodo 39, 41)
Todo varón de entre los sacerdotes podrá comerlo; se comerá en lugar sagrado, pues es cosa muy santa. (Levítico 7, 6)
y dijo: «¿Por qué no comieron en lugar sagrado la víctima del sacrificio de expiación? Pues era cosa muy santa que se les daba a ustedes para quitar la falta de la comunidad y para conseguir de Yavé su perdón. (Levítico 10, 17)
Debían haberla comido en lugar sagrado, según les había ordenado, puesto que su sangre no había sido llevada al interior del santuario.» (Levítico 10, 18)
