Trouvé 229 Résultats pour: santuario

  • Subieron, pues, a la ciudad. Entraban por la puerta cuando Samuel salía para subir al santuario. (1 Samuel 9, 14)

  • Samuel respondió a Saúl: «Yo soy el vidente. Sube delante de mí al santuario. Hoy comerás conmigo. Mañana te despediré y te contestaré todas tus preguntas. (1 Samuel 9, 19)

  • Bajaron del santuario a la ciudad. Prepararon para Saúl una cama en la terraza, donde se acostó. (1 Samuel 9, 25)

  • Saúl dejó de profetizar cuando llegó con ellos al santuario. (1 Samuel 10, 13)

  • Entonces el sacerdote le dio el pan sagrado, porque no había allí otro pan. Era el pan que se ofrece y se deja en presencia de Yavé, en su santuario. El sábado anterior lo habían retirado para reemplazarlo por pan caliente. (1 Samuel 21, 7)

  • Entonces el rey dijo a Sadoc: «Devuelve el Arca de Dios a la ciudad, porque si él quiere, me hará volver para ver el Arca y su santuario. (2 Samuel 15, 25)

  • El rey fue a Gabaón para ofrecer allí sacrificios, pues ése era entonces el más importante santuario de las lomas. (Sobre ese altar Salomón ofreció muchos sacrificios: unos mil holocaustos.) (1 Reyes 3, 4)

  • El vestíbulo que precedía al Santuario de la Casa tenía diez metros de ancho y cinco metros de fondo. (1 Reyes 6, 3)

  • Edificó, junto al muro de la Casa, una galería en torno al Santuario y al Lugar Santísimo,e hizo habitaciones laterales alrededor. (1 Reyes 6, 5)

  • Los sacerdotes llevaron el Arca de la Alianza de Yavé a su sitio en el Santuario, el Lugar Santísimo, bajo las alas de los querubines. (1 Reyes 8, 6)

  • También edificó un santuario a Camos, el ídolo de Moab, en el cerro que está al oriente de Jerusalén, y otro a Milcom, dios de los amonitas. (1 Reyes 11, 7)

  • Y, cuando terminaba el sacrificio, Jehú dio esta orden a los soldados y a su oficiales: «Entren y mátenlos a todos, que ninguno de ellos pueda escaparse.» Entraron, pues, y los pasaron a todos a filo de espada, llegando hasta el santuario de la Casa de Baal. (2 Reyes 10, 25)


“A ingenuidade e’ uma virtude, mas apenas ate certo ponto; ela deve sempre ser acompanhada da prudência. A astúcia e a safadeza, por outro lado, são diabólicas e podem causar muito mal.” São Padre Pio de Pietrelcina