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Esto sucedió después de derrotar a Sijón, rey de los amorreos, que habitaba en Jesbón, y a Og, rey de Basán, que reinaba en Astarot y en Edreí, (Deuteronomio 1, 4)
Sijón, rey de los amorreos, que habitaba en Jesbón. Reinaba desde Aroer, ciudad situada junto al torrente Arnón, y desde el medio del valle reinaba sobre la mitad de Galaad hasta el torrente Yaboc, que limita con el país de los hijos de Ammón; (Josué 12, 2)
y él los dejó en poder de Yabín, rey de Canaán. Yabín reinaba en Jasor, y el jefe de su ejército era Sísara, quien vivía en Haroset. (Jueces 4, 2)
Israel mandó entonces mensajeros a Sijón, rey de los amorreos, que reinaba en Jesbón, y le dijo: Déjame, por favor, pasar por tu país hasta llegar a mi destino. (Jueces 11, 19)
Ya antes, cuando Saúl reinaba, tú dirigías a Israel en sus campañas, y sabemos que Yavé te dijo: Tú eres el que guiará a mi pueblo, tú llegarás a ser jefe de Israel.» (2 Samuel 5, 2)
David reinaba sobre todo Israel, dictan do normas y administrando justicia a todo el pueblo. (2 Samuel 8, 15)
Faraón le contestó: «¿Qué te falta estando a mi lado para que quieras irte a tu tierra?» El respondió: «Nada, pero déjame partir.» Así, pues, Hadad llegó a ser un adversario: reinaba en Edom y odiaba a Israel. (1 Reyes 11, 22)
Joás estuvo seis años escondido en la Casa de Yavé, mientras Atalía reinaba en el país. (2 Reyes 11, 3)
Además, de los pueblos vecinos e incluso de Isacar, Zabulón y Neftalí, traían comida, en burros, camellos, mulos y bueyes; provisiones de harina, tortas de higo y pasas, vino, aceite, ganado mayor y menor en abundancia, pues reinaba la alegría en Israel. (1 Crónicas 12, 41)
Seis años estuvo escondido en la Casa de Dios, mientras Atalía reinaba en el país. (2 Crónicas 22, 12)
Hacía doce años que Nabucodonosor, rey de Asiria, reinaba en la gran ciudad de Nínive. Arfaxad, que en aquel tiempo reinaba sobre los medos, en Ecbátana, (Judit 1, 1)
que resonaban los truenos, temblaba la tierra y reinaba un gran pánico en todo el mundo. Y veía a dos enormes dragones que se enfrentaban, listos para atacarse, lanzando rugidos. (Ester 11, 5)