Trouvé 10 Résultats pour: rebelión

  • Además, ordeno lo siguiente: Si alguien se opone a esta ordenanza, le sacarán una viga de su casa y lo ahorcarán en ella, y su casa será reducida a un montón de escombros como castigo por su rebelión. (Esdras 6, 11)

  • En ese tiempo Alejandro se encontraba en Cilicia, sofocando una rebelión. (1 Macabeos 11, 14)

  • Un tal Alcimo, que antes había sido sumo sacerdote, pero que se había desprestigiado en tiempo de la rebelión, comprendió que de ninguna forma volvería a ser aceptado para el servicio del altar sagrado. (2 Macabeos 14, 3)

  • Feliz también el eunuco si no tomó parte en el mal ni tuvo pensamientos de rebelión contra el Señor: su fidelidad será bien recompensada, tendrá un lugar de privilegio en el templo del Señor. (Sabiduría 3, 14)

  • la rebelión e hipocresía para con Yavé, y la infidelidad a nuestro Dios, nuestras traiciones y revueltas y nuestros pensamientos y juicios injustos. (Isaías 59, 13)

  • «¡Vuelvan, hijos rebeldes, que los voy a sanar de su rebelión!» «Aquí estamos de vuelta junto a ti, porque tú eres Yavé, nuestro Dios. (Jeremías 3, 22)

  • Escucha, tierra, mira el castigo que voy a dar a este pueblo como fruto de su rebelión, pues no quisieron hacerme caso cuando les hablaba, y despreciaron mi Ley. (Jeremías 6, 19)

  • ése es tu premio, el salario de tu rebelión, que yo te había reservado -dice Yavé, porque a mí me echaste al olvido y te entregaste a la Mentira. (Jeremías 13, 25)

  • Por eso así habla Yavé: Yo te echo de la superficie de la tierra y en el presente año vas a morir, por haber incitado a la rebelión contra Yavé.» (Jeremías 28, 16)

  • ¿Han pensado ustedes que podríamos ser acusados de rebelión por lo ocurrido hoy? No tendríamos excusa alguna para justificar este tumulto.» (Hecho de los Apóstoles 19, 40)


“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina