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Y de inmediato Abrahán se quejó ante Abimelec de que algunos servidores de éste se habían apoderado por la fuerza de un pozo que le pertenecía. (Génesis 21, 25)
Se abrió una garganta y se los tragó con toda su familia ( a todos los hombres de la banda de Coré) junto con todo lo que les pertenecía. (Números 16, 32)
Así, el sur pertenecía a Efraím y el norte a Manasés, terminando ambos en el mar. Limitaban al norte con la tribu de Aser, y con la tribu de Isacar por el este. (Josué 17, 10)
El Angel de Yavé vino y se sentó bajo el árbol sagrado de Ofrá, que pertenecía a Joás, de la familia de Abiezer. Gedeón, el hijo de Joás, estaba limpiando trigo en el lagar para ocultarlo de los madianitas. (Jueces 6, 11)
Como ella se lo diera, Rut salió al campo y se puso a espigar detrás de los segadores. Dio la coincidencia de que el campo adonde ella había llegado pertenecía a Booz, pariente de Elimelec, que precisamente llegó ese día de Belén. (Rut 2, 3)
Cuando todo estuvo listo, le dijo al pariente: «Noemí, la viuda de nuestro pariente Elimelec, que ha regresado de Moab, quiere vender la propiedad que pertenecía a su marido. (Rut 4, 3)
Al ver esto, Booz dijo a todos los que estaban presentes: «Ustedes son testigos de que hoy día Noemí me ha vendido todo lo que pertenecía a su marido Elimelec y a sus hijos, (Rut 4, 9)
Después el rey llamó a Sibá, servidor de Saúl, y le dijo: «Todo lo que pertenecía a Saúl y a su familia se lo doy al hijo de tu señor. (2 Samuel 9, 9)
le había proporcionado a éste un departamento amplio, donde anteriormente se depositaban las ofrendas, el incienso, los utensilios, el diezmo del trigo, del vino y del aceite, es decir, lo que pertenecía a los levitas, a los cantores y porteros, y la contribución para los sacerdotes. (Nehemías 13, 5)
El ángel respondió: «¿Qué te importa más: la persona que acompaña a tu hijo, o la tribu a la que pertenece?» Pero Tobit insistió en saber su nombre y la tribu a la que pertenecía. (Tobías 5, 12)
Así, por ejemplo, Amán, hijo de Hamedata, un macedonio, que no pertenecía a nuestra raza ni tenía nuestros buenos sentimientos, después de haber sido acogido en nuestra casa, (Ester 16, 10)
Una parte pertenecía a Hircano, hijo de Tobías, personaje de muy alta posición, al que también alcanzaban estas calumnias. De todas maneras, el tesoro era de cuatrocientos talentos de plata y doscientos de oro. (2 Macabeos 3, 11)