Trouvé 26 Résultats pour: pórtico

  • El hombre se acercó luego al pórtico que mira al oriente, subió los peldaños y midió el umbral del pórtico; medía una vara de profundidad. (Ezequiel 40, 6)

  • El umbral del pórtico que miraba al oriente, al lado del vestíbulo, tenía una vara de profundidad. (Ezequiel 40, 8)

  • El hombre midió entonces el vestíbulo del pórtico, que daba al interior: ocho codos; su pilar medía dos. (Ezequiel 40, 9)

  • En ese pórtico del este había tres piezas a cada lado, todas de la misma dimensión; también los pilares eran de igual dimensión. (Ezequiel 40, 10)

  • Midió el ancho de la entrada del pórtico: diez codos; el pórtico como tal medía trece codos de largo. (Ezequiel 40, 11)

  • El hombre midió el pórtico de una entrada a la otra: veinticinco codos. (Ezequiel 40, 13)

  • Midió el vestíbulo, que llegaba a veinte codos, el atrio se extendía alrededor del pórtico. (Ezequiel 40, 14)

  • Desde la fachada del pórtico hasta el fondo del vestíbulo interior, había cincuenta codos. (Ezequiel 40, 15)

  • Las piezas y los pilares estaban provistos de ventanas con rejillas que daban al interior del pórtico; también las había alrededor del vestíbulo. Los pilares estaba decorados con palmas. (Ezequiel 40, 16)

  • midió el largo y ancho del pórtico que daba al patio exterior. (Ezequiel 40, 20)

  • Las seis piezas repartidas a ambos lados, los pilares y el vestíbulo tenían las mismas dimensiones que en el primer pórtico; su largo era de cincuenta codos y su profundidad, de veinticinco. (Ezequiel 40, 21)

  • Las ventanas, el vestíbulo y las palmas tenían la misma dirección que las del pórtico del este; se llegaba a ellas por siete escalones y el vestíbulo daba al interior. (Ezequiel 40, 22)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina