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  • Cuando Yavé, Dios de ustedes, los haya introducido en la tierra que van a conquistar, pondrán la bendición sobre el monte Garizim, y la maldición sobre el monte Ebal. (Deuteronomio 11, 29)

  • Cuando hayas pasado el Jordán, levantarás estas piedras en el monte Ebal, como hoy te mando, y las blanquearás con cal. (Deuteronomio 27, 4)

  • «Cuando hayan pasado el río Jordán, las tribus de Simeón, Leví, Judá, Isacar, José y Benjamín se pondrán en el monte Garizim para repetir las bendiciones sobre el pueblo, (Deuteronomio 27, 12)

  • mientras que las de Rubén, Gad, Aser, Zabulón, Dan y Neftalí estarán en el monte Ebal para repetir las maldiciones. (Deuteronomio 27, 13)

  • «Yavé ha salido del Sinaí; para ellos se ha levantado sobre el horizonte de Seir; resplandeció desde el monte Parán; para ellos llegó a Meriba de Cadés acompañado de sus ángeles. (Deuteronomio 33, 2)

  • El territorio de ustedes limitará al norte con el monte Líbano; al sur, con el desierto; se extenderá al oriente hasta el río grande, el Eufrates, y al occidente, hasta el Mar Grande. (Josué 1, 4)

  • a los cananeos del este y del oeste, a los amorreos, heteos, fereceos y jebuseos de las montañas, también a los jeveos que vivían en las faldas del monte Hermón, en la región de Mizpá. (Josué 11, 3)

  • Desde la parte de la cordillera que sube hacia Seír, hasta Baal Gad en el valle del Líbano, a los pies del monte Hermón, derrotó a todos sus reyes, a quienes venció y dio muerte. (Josué 11, 17)

  • también sobre la Arabá desde el mar de Quineret hasta el mar Salado o Muerto; sobre el camino que va a Bet Jesimot, y al sur, los lugares bajos en las vertientes del monte Pisga. (Josué 12, 3)

  • Al oriente el territorio de los gueblitas y el del Líbano, desde Baal Gad al pie del monte Hermón hasta entrar en Jamat, (Josué 13, 5)

  • Galaad, Gesuri y Macati, el monte Hermón y todo Basán hasta Saleca. (Josué 13, 11)

  • Cariatiarim, Sabana, Saratasarar en el monte del valle. (Josué 13, 19)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina