Trouvé 23 Résultats pour: mandato

  • Ellos no me obedecieron ni escucharon mi mandato. Se pusieron duros de cabeza, para no oír ni aceptar mis advertencias. (Jeremías 17, 23)

  • Y Jesús añadió: «Ustedes dejan tranquilamente a un lado el mandato de Dios para imponer su propia tradición. (Evangelio según San Marcos 7, 9)

  • Nadie me la quita, sino que yo mismo la entrego. En mis manos está el entregarla y el recobrarla: éste es el mandato que recibí de mi Padre.» (Evangelio según San Juan 10, 18)

  • Yo sé que su mandato es vida eterna, y yo entrego mi mensaje tal como me lo mandó el Padre.» (Evangelio según San Juan 12, 50)

  • Nos hemos enterado de que algunos de entre nosotros los han inquietado y perturbado con sus palabras. No tenían mandato alguno nuestro. (Hecho de los Apóstoles 15, 24)

  • Respecto a los que se mantienen vírgenes, no tengo mandato alguno del Señor; pero los consejos que les doy son los de un hombre a quien el Señor en su bondad ha hecho digno de crédito. (1º Carta a los Corintios 7, 25)

  • Los que entre ustedes son considerados profetas o personas espirituales reconocerán que lo que les escribo es mandato del Señor. (1º Carta a los Corintios 14, 37)

  • Pablo, apóstol de Cristo Jesús por mandato de Dios, nuestro Salvador, y de Cristo Jesús, nuestra esperanza, (1º Carta a Timoteo 1, 1)

  • guarda el mandato, presérvalo de todo lo que pueda mancharlo o adulterarlo hasta la venida gloriosa de Cristo Jesús, nuestro Señor. (1º Carta a Timoteo 6, 14)

  • ¿Y cuál es su mandato? Que creamos en el Nombre de su Hijo Jesucristo y nos amemos unos a otros, tal como él nos lo ordenó. (1º Carta de Juan 3, 23)

  • Me alegré mucho al encontrar algunos hijos tuyos que viven según la verdad, de acuerdo con el mandato que recibimos del Padre. (2º Carta de Juan 1, 4)


“Dirás tu o mais belo dos credos quando houver noite em redor de ti, na hora do sacrifício, na dor, no supremo esforço duma vontade inquebrantável para o bem. Este credo é como um relâmpago que rasga a escuridão de teu espírito e no seu brilho te eleva a Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina