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  • Cuando le llegó el tiempo de dar a luz, resultó que tenía dos gemelos en su seno. (Génesis 38, 27)

  • La mujer depositó la ropa a su lado, hasta que el patrón de José llegó a casa, (Génesis 39, 16)

  • La noticia de que habían llegado los hermanos de José llegó hasta la casa de Faraón. Se decía: «Han venido los hermanos de José.» Esta noticia agradó a Faraón y también a sus oficiales. (Génesis 45, 16)

  • Llegó, pues, José donde estaba el Faraón con la noticia de que su padre y sus hermanos habían llegado de Canaán con sus rebaños, vacas y demás pertenencias, y que se encontraban en la tierra de Gosén. (Génesis 47, 1)

  • Dios estaba con las parteras, así que el pueblo creció y llegó a ser muy fuerte; (Exodo 1, 20)

  • De hecho, le llegó la noticia a Faraón y buscó a Moisés para matarlo, pero Moisés huyó de la presencia de Faraón y se fue a vivir al país de Madián. Allí se sentó junto a un pozo. (Exodo 2, 15)

  • Moisés cuidaba las ovejas de Jetró, su suegro, sacerdote de Madián. Una vez llevó las ovejas muy lejos en el desierto y llegó al cerro de Horeb, esto es, el Cerro de Dios. (Exodo 3, 1)

  • Cuando llegó el séptimo día, algunos salieron a buscar maná, pero no hallaron nada. Por lo cual Yavé dijo a Moisés: (Exodo 16, 27)

  • Toda la comunidad de Israel llegó el primer mes al desierto de Sin. El pueblo se instaló en Cadés, allí murió y fue enterrada Miriam. (Números 20, 1)

  • Pero Sijón no dejó a Israel que atravesara por su territorio, reunió a todo su pueblo y salió al encuentro de Israel en el desierto. Cuando llegó a Jahasa, atacó a Israel. (Números 21, 23)

  • «Yavé ha salido del Sinaí; para ellos se ha levantado sobre el horizonte de Seir; resplandeció desde el monte Parán; para ellos llegó a Meriba de Cadés acompañado de sus ángeles. (Deuteronomio 33, 2)

  • «Ha muerto mi servidor Moisés; así que llegó para ti la hora de atravesar el río Jordán, y todo el pueblo pasará contigo a la tierra que yo doy a los hijos de Israel. (Josué 1, 2)


“Ele e ouvir a Sua voz por meio das Suas inspirações e iluminações interiores.” São Padre Pio de Pietrelcina