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  • Carta de Pablo,apóstol de Cristo Jesús por voluntad de Dios,a los santos que (en Efeso)están y perseveran en Cristo: (Carta a los Efesios 1, 1)

  • Están cimentados en el edificio cuyas bases son los apóstoles y profetas, y cuya piedra angular es Cristo Jesús. (Carta a los Efesios 2, 20)

  • que en Cristo Jesús los pueblos paganos tienen derecho a la herencia, que ya no están aparte, y que van a gozar de la promesa. Esta es la Buena Nueva (Carta a los Efesios 3, 6)

  • Y ¿dónde están sus dones? Unos son apóstoles, otros profetas, otros evangelistas, otros pastores y maestros. (Carta a los Efesios 4, 11)

  • No puedo pensar de otra manera, pues los llevo a todos en mi corazón; ya esté en la cárcel o tenga que defender y promover el Evangelio, todos están conmigo y participan de la misma gracia. (Carta a los Filipenses 1, 7)

  • Y a ti, Sícigo, verdadero compañero, te pido que las ayudes; no olvides que ellas lucharon conmigo por el Evangelio, lo mismo que Clemente y mis otros colaboradores, cuyos nombres están escritos en el libro de la vida. (Carta a los Filipenses 4, 3)

  • Saluden a los hermanos, como a santos en Cristo Jesús. Los saludan los hermanos que están conmigo. (Carta a los Filipenses 4, 21)

  • Pues están esperando la herencia que les está reservada en el cielo y que conocieron por la palabra de la verdad, el Evangelio. (Carta a los Colosenses 1, 5)

  • En él están escondidas todas las riquezas de la sabiduría y del entendimiento. (Carta a los Colosenses 2, 3)

  • Bien saben que el Señor los recompensará dándoles la herencia prometida. Su señor es Cristo y están a su servicio. (Carta a los Colosenses 3, 24)

  • Los saluda también Jesús, apodado Justo. Son los únicos de raza judía que están trabajando conmigo por el Reino de Dios, y que han sido para mí un consuelo. (Carta a los Colosenses 4, 11)

  • Saluden a los hermanos que están en Laodicea, sin olvidar a Ninfa y la Iglesia que se reúne en su casa. (Carta a los Colosenses 4, 15)


“É necessário manter o coração aberto para o Céu e aguardar, de lá, o celeste orvalho.” São Padre Pio de Pietrelcina