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Después, mientras celebraban la victoria en Jerusalén, quemaron vivos a los que habían quemado las puertas del Templo, incluso a Calístenes, que se había refugiado en una casita. Así le dieron el pago merecido por su impiedad. (2 Macabeos 8, 33)
Dieron el asalto y las plazas fuertes cayeron en su poder. Rechazaron a los que peleaban en la muralla, degollando a cuantos caían en sus manos, y mataron más de veinte mil hombres. (2 Macabeos 10, 17)
De ese modo los justos despojaron a los impíos; ¡cantaron himnos a tu santo Nombre, oh Señor! Con un solo corazón te dieron gracias, porque tú los habías librado. (Sabiduría 10, 20)
Todo esto se ha convertido en una trampa para los vivos: hombres azotados por la desgracia o sometidos a los poderosos dieron a piedras o a la madera el Nombre incomunicable. (Sabiduría 14, 21)
Servirá a los que le dieron la vida como si sirviera al Señor. (Sirácides (Eclesiástico) 3, 7)
Acuérdate que por ellos tu naciste: ¿qué les darás por todo lo que te dieron? (Sirácides (Eclesiástico) 7, 28)
Florecí como una vid, con flores agradables a la vista que dieron frutos de gloria y riqueza. (Sirácides (Eclesiástico) 24, 17)
Todos tus jefes huyeron juntos y se rindieron bajo la amenaza de los arcos; tus valientes se dieron a la fuga, pero fueron apresados. (Isaías 22, 3)
Pero ellos no me escucharon ni me hicieron caso, sino que siguieron la inclinación de su corazón malvado, me dieron la espalda y me volvieron la cara. (Jeremías 7, 24)
porque ésta es la sentencia de Yavé respecto a los hijos y a las hijas nacidas en este lugar, respecto a sus padres y también a sus madres que los dieron a luz en este país: (Jeremías 16, 3)
El pueblo de Judá ha sido desterrado; sufre atropellos y dura servidumbre. Vive en medio de pueblos extranjeros y no encuentra descanso; sus enemigos lo persiguieron y le dieron alcance. (Lamentaciones 1, 3)
Porque desanimaron con mentiras al hombre bueno, siendo que yo no quería que se desanimara. Y le dieron seguridad al malvado, quien no renunció a su mal comportamiento para recuperar la vida. (Ezequiel 13, 22)
