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  • Si el justo deja de hacer el bien y comete la injusticia, pondré una piedra delante de él para que se caiga y morirá. Si tú no se lo has advertido, morirá a causa de su pecado, se olvidarán de las buenas acciones que haya hecho, pero a ti te pediré cuenta de su sangre. (Ezequiel 3, 20)

  • Si el profeta se deja convencer por esa persona y le da una respuesta de mi parte, es porque yo, Yavé, busqué su perdición. Castigaré a ese profeta y lo eliminaré de en medio de mi pueblo. (Ezequiel 14, 9)

  • Regresa a tu casa, deja esas tierras, quiero juzgarte ahí mismo donde fuiste creado, en la tierra donde naciste. (Ezequiel 21, 35)

  • Al contrario, si le has llamado la atención al malo por su mala conducta y no se aparta de ella, si no deja su mala conducta, morirá debido a su pecado y tú nada tendrás que temer. (Ezequiel 33, 9)

  • Esto dice Yavé: Dicen de ti que eres una tierra que come a sus habitantes y que deja a la nación sin hijos. (Ezequiel 36, 13)

  • Efraím es un opresor y dicta sentencias injustas, pues se deja llevar por las apariencias. (Oseas 5, 11)

  • Prepárate a tocar la corneta pues aquí viene la desgracia y se deja caer como un águila sobre los de la Casa de Yavé. No han respetado mi alianza y han rechazado mi Ley. (Oseas 8, 1)

  • Ya no derramarán más vino en homenaje a Yavé, ni le ofrecerán más sacrificios. Su pan será como el pan que se sirve en un velorio, que deja impuros a todos los que lo comen. Su pan será sólo para ellos, pues no podrán llevarlo a la Casa de Yavé. (Oseas 9, 4)

  • Pues bien, escucha, tú que dices: ¡Basta de profecías contra Israel; deja de insultar a la raza de Isaac! (Amós 7, 16)

  • Sus manos son buenas para hacer el mal: el príncipe es exigente; el juez se deja comprar; el poderoso decide lo que le conviene. (Miqueas 7, 3)

  • Yavé es lento a la cólera pero tremendo en su poder y no deja pasar nada. Camina entre tempestades y huracanes, y las nubes son el polvo de sus pies. (Nahún 1, 3)

  • ¡Ay del pastor que no sirve para nada, que deja abandonado su rebaño! ¡La espada le cortará su brazo y le alcanzará el ojo derecho! ¡Que se seque su brazo y que su ojo derecho no vea más! (Zacarías 11, 17)


“Rezai e continuai a rezar para não ficardes entorpecidos”. São Padre Pio de Pietrelcina