Trouvé 38 Résultats pour: Tuyos

  • ¡Salva a tu pueblo y bendice a los tuyos, pastoréalos y llévalos por siempre! (Salmos 28, 9)

  • Esparciste una lluvia generosa para reanimar a los tuyos extenuados, (Salmos 68, 10)

  • Tuyos son los cielos, tuya es la tierra, el mundo y su contenido tú lo fundaste. (Salmos 89, 12)

  • Aunque pequemos, somos tuyos, pues reconocemos tu poder; pero, sabiendo que somos tuyos, evitaremos el pecado. (Sabiduría 15, 2)

  • Incluso cuando fieras feroces se apoderaron furiosamente de los tuyos y cuando éstos sucumbieron por la mordedura de serpientes venenosas, tu cólera no duró hasta el final. (Sabiduría 16, 5)

  • Todos los rebaños de Cedar se reunirán junto a ti, y los carneros de Nebayot serán tuyos para ser ofrecidos en mi altar, pues quiero dar esplendor al templo de mi Gloria. (Isaías 60, 7)

  • Y Jeremías transmitió al rey esta palabra de Yavé: «Si te entregas a los generales del rey de Babel, salvarás tu vida y esta ciudad no será quemada; vivirás tú y los tuyos. (Jeremías 38, 17)

  • Se presentaron luego al rey y le dijeron: «Entréganos a Daniel; si no, te mataremos a ti y a todos los tuyos. (Daniel 14, 29)

  • Un día estaban ayunando los discípulos de Juan el Bautista y los fariseos. Algunas personas vinieron a preguntar a Jesús: «Los discípulos de Juan y los de los fariseos ayunan; ¿por qué no lo hacen los tuyos?» (Evangelio según San Marcos 2, 18)

  • Pero Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: «Vete a tu casa con los tuyos y cuéntales lo que el Señor ha hecho contigo y cómo ha tenido compasión de ti.» (Evangelio según San Marcos 5, 19)

  • Algunos le dijeron: «Los discípulos de Juan ayunan a menudo y rezan sus oraciones, y lo mismo hacen los discípulos de los fariseos, mientras que los tuyos comen y beben.» (Evangelio según San Lucas 5, 33)

  • He manifestado tu Nombre a los hombres: hablo de los que me diste, tomándolos del mundo. Eran tuyos, y tú me los diste y han guardado tu Palabra. (Evangelio según San Juan 17, 6)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina