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  • pueblo grande, numeroso y de altura descomunal, a semejanza de los enaceos. Yavé los exterminó por mano de los amonitas e hizo que éstos poblaran la tierra en su lugar. (Deuteronomio 2, 21)

  • 'Yavé, mi señor, tú has comenzado a manifestar tu grandeza y tu mano fuerte; pues ¿qué Dios hay en los cielos o en la tierra que pueda hacer obras y hazañas como las tuyas? (Deuteronomio 3, 24)

  • ¿Acaso algún dios ha intentado tomarse un pueblo y sacarlo de en medio de otro pueblo a fuerza de pruebas y de señales, de milagros y de combates, actuando con mano firme y dando grandes golpes, realizando esas cosas grandes que Yavé hizo por ustedes en Egipto y que tú viste con tus propios ojos? (Deuteronomio 4, 34)

  • pues no olvides que fuiste esclavo en la tierra de Egipto, de la que Yavé, tu Dios, te sacó actuando con mano firme y dando grandes golpes; por eso Yavé, tu Dios, te manda guardar el día sábado. (Deuteronomio 5, 15)

  • Grábalos en tu mano como una señal y póntelos en la frente como tu distintivo; (Deuteronomio 6, 8)

  • Tú responderás a tu hijo: Nosotros éramos esclavos de Faraón en Egipto, y Yavé nos hizo salir de Egipto con mano firme. (Deuteronomio 6, 21)

  • Más bien te ha elegido por el amor que te tiene y para cumplir el juramento hecho a tus padres. Por eso Yavé, con mano firme, te sacó de la esclavitud y del poder de Faraón, rey de Egipto. (Deuteronomio 7, 8)

  • de aquellas terribles pruebas que vieron tus ojos, y de los prodigios y señales, de la mano fuerte y de los grandes golpes con que te libertó Yavé, tu Dios. (Deuteronomio 7, 19)

  • Supliqué a Yavé y le dije: «Ah, Señor Dios, no destruyas a ese pueblo que es tu propio pueblo, y que te ganaste con tu poderío, a los que sacaste de Egipto con mano firme. (Deuteronomio 9, 26)

  • Ellos son tu pueblo y tu pertenencia, a los que sacaste de Egipto con mano firme y a fuerza de golpes. (Deuteronomio 9, 29)

  • Ustedes a quienes me dirijo me entienden; tal vez sea más difícil para sus hijos que no habrán conocido ni visto las lecciones que dio Yavé con su mano firme y sus grandes golpes, (Deuteronomio 11, 2)

  • Pon estas palabras mías en tu corazón y en tu alma, que sean para ti como una señal ligada a tu mano, un signo puesto en medio de tu frente. (Deuteronomio 11, 18)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina