Trouvé 346 Résultats pour: Mandó

  • Pero, como el joven no le hacía ningún caso, el rey mandó llamar a la madre y la invitó a que aconsejara a su hijo para salvar su vida. (2 Macabeos 7, 25)

  • Mandó leer el Libro Sagrado y dio como contraseña «Auxilio de Dios»; luego él mismo, al frente del primer batallón, cayó sobre Nicanor, (2 Macabeos 8, 23)

  • Enfurecido, se propuso hacer pagar a los judíos la ofensa que acababa de recibir en Persépolis cuando lo obligaron a huir. Mandó al conductor de su carro que apresurara la marcha y no parara hasta terminar el viaje. Ya el juicio de Dios venía sobre él, pues, orgulloso, decía: «En cuanto llegue a Jerusalén la convertiré en un cementerio de judíos.» (2 Macabeos 9, 4)

  • Entonces les mandó un mensajero para convencerlos de que aceptaran la paz con toda clase de condiciones justas, comprometiéndose a persuadir al rey a que se reconciliara con ellos. (2 Macabeos 11, 14)

  • Al saberlo Judas, mandó que su ejército invocara a Dios día y noche, para que, como lo había hecho en otras circunstancias, también ahora viniera en ayuda de los que temían verse privados de su Ley, de su patria y de su Templo, y no permitiera que aquel pueblo, que apenas había comenzado a respirar, (2 Macabeos 13, 10)

  • Pues bien, Nicanor, queriendo mostrar su odio contra los judíos, mandó más de quinientos soldados a tomarlo preso. (2 Macabeos 14, 39)

  • «Pues yo, como soberano sobre la tierra, mando tomar las armas y ejecutar los decretos del rey.» Pero no pudo llevar a cabo sus propósitos impíos. (2 Macabeos 15, 5)

  • Entonces el que cada vez se había consagrado por entero al bien de sus conciudadanos y nunca había vacilado en el cariño que les tenía, Judas, mandó que cortaran la cabeza de Nicanor y su brazo hasta el hombro y los llevaran a Jerusalén. (2 Macabeos 15, 30)

  • Cuando estuvo allí, convocó a sus compatriotas y a los sacerdotes, se puso ante el altar y mandó a buscar a los de la ciudadela; (2 Macabeos 15, 31)

  • mandó cortarle la lengua y darla en pedacitos a los pájaros y ordenó colgar la mano frente al santuario para castigarlo de su soberbia. (2 Macabeos 15, 33)

  • Todo esto no es más que el Libro de la Alianza del Dios Altísimo, es la Ley que nos mandó Moisés y que es el tesoro de las asambleas de Jacob. (Sirácides (Eclesiástico) 24, 23)

  • Esta es la advertencia que me dirigió Yavé en el momento en que me tomó de su mano y me mandó que no siguiera el camino de este pueblo. Estas fueron sus palabras: (Isaías 8, 11)


“A cada vitória sobre o pecado corresponde um grau de glória eterna”. São Padre Pio de Pietrelcina