Trouvé 240 Résultats pour: Cubierta del Arca

  • Uzzá y Ajyó, hijos de Abinadab, conducían la carreta con el Arca de Dios. Uzzá caminaba al lado del Arca y Ajyó iba delante de ella. (2 Samuel 6, 4)

  • Al llegar a la tierra de Nacón, Uzzá extendió las manos hacia el Arca de Dios y la sujetó, porque los bueyes amenazaban volcarla. (2 Samuel 6, 6)

  • Entonces la ira de Yavé se encendió contra Uzzá y allí mismo Dios lo castigó por haberse atrevido a tocar el Arca, y cayó muerto al lado del Arca de Dios. (2 Samuel 6, 7)

  • Aquel día David tuvo miedo de Yavé, y dijo: «¿Cómo voy a llevar a mi casa el Arca de Yavé?» (2 Samuel 6, 9)

  • Y no quiso llevar consigo el Arca a la ciudad de David, sino que la hizo transportar a casa de Obededom de Gat. (2 Samuel 6, 10)

  • Dijeron al rey que Yavé hacía prosperar la familia de Obededom y todas sus cosas a causa del Arca de Dios. Entonces, David decidió subir el Arca desde la casa de Obededom a la ciudad de David. El transporte se hizo con alegría. (2 Samuel 6, 12)

  • Después de dar los seis primeros pasos con el Arca, sacrificaron un buey y un ternero cebado. (2 Samuel 6, 13)

  • David y toda la gente de Israel subían el Arca de Yavé, entre clamores y toques de corneta. (2 Samuel 6, 15)

  • Cuando el Arca de Yavé entró en la ciudad de David, Micol, hija de Saúl, estaba mirando por la ventana. Vio al rey David saltando y danzando, en presencia de Yavé, y lo despreció en su corazón. (2 Samuel 6, 16)

  • Llevaron el Arca de Yavé y la colocaron en su sitio, en medio de la Tienda de Campaña que David había hecho levantar. David ofreció víctimas consumidas por el fuego y sacrificios de comunión. (2 Samuel 6, 17)

  • Entonces dijo al profeta Natán: «Yo vivo en una casa cubierta de ma dera de cedro, mientras que el Arca de Yavé está en una tienda de campaña.» (2 Samuel 7, 2)

  • Mientras he caminado entre los israelitas, ¿me he quejado acaso a quienes ordené guiar a mi pueblo? ¿Les pedí acaso que me edificaran una casa cubierta de cedro? (2 Samuel 7, 7)


“Tenhamos sempre horror ao pecado mortal e nunca deixemos de caminhar na estrada da santa eternidade.” São Padre Pio de Pietrelcina