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Pues el esposo no creyente es santificado mediante su esposa, y la esposa no creyente es santificada mediante su marido cristiano. De no ser así, también sus hijos estarían lejos de Dios, mientras que en realidad ya han sido consagrados. (1º Carta a los Corintios 7, 14)
Así, pues, nos sentimos seguros en cualquier circunstancia. Sabemos que vivir en el cuerpo es estar de viaje, lejos del Señor; (2º Carta a los Corintios 5, 6)
Soy yo, Pablo en persona, quien les suplica por la mansedumbre y bondad de Cristo; ¡ese Pablo tan humilde entre ustedes y tan intrépido cuando está lejos! (2º Carta a los Corintios 10, 1)
Que lo sepan: lo que mis cartas dicen desde lejos, lo haré cuando vaya. (2º Carta a los Corintios 10, 11)
Ya se lo dije, y ahora que estoy lejos se lo repito como la segunda vez que estuve allá: cuando vuelva a visitarlos no tendré piedad. Que lo sepan tanto los que vivieron en el pecado como los demás. (2º Carta a los Corintios 13, 2)
Todo esto se lo digo desde lejos, para no tener que mostrarme duro entre ustedes con la autoridad que el Señor me dio para edificar y no para destruir. (2º Carta a los Corintios 13, 10)
Pero ahora, en Cristo Jesús y por su sangre, ustedes que estaban lejos han venido a estar cerca. (Carta a los Efesios 2, 13)
Vino como evangelizador de la paz: paz para ustedes que estaban lejos, y paz para los judíos que estaban cerca. (Carta a los Efesios 2, 17)
Su inteligencia está en tinieblas; la ignorancia en que se quedan, así como su conciencia ciega, los mantienen muy lejos de la vida de Dios. (Carta a los Efesios 4, 18)
Por tanto, amadísimos míos, que siempre me han escuchado, sigan procurando su salvación con temor y temblor; y si lo hicieron cuando me tenían presente, háganlo más todavía cuando estoy lejos. (Carta a los Filipenses 2, 12)
Aunque estoy corporalmente lejos, mi espíritu está con ustedes, y me alegro al ver el equilibrio y la solidez de su fe en Cristo. (Carta a los Colosenses 2, 5)
Serán condenados a la perdición eterna, lejos del rostro del Señor y de su Gloria irresistible. (2º Carta a los Tesalonicenses 1, 9)