Oseas, 12
15. pero Efraím lo ha colmado con sus provocaciones; por eso hará que recaiga sobre él la sangre que ha derramado, y su Señor le devolverá las ofensas que le ha hecho.
15. pero Efraím lo ha colmado con sus provocaciones; por eso hará que recaiga sobre él la sangre que ha derramado, y su Señor le devolverá las ofensas que le ha hecho.
El capítulo 12 de Oseas comienza con una retrospectiva de la historia de Jacob, enfatizando su naturaleza engañosa y sus luchas con Dios, y luego recurre a la situación actual de Israel, exhortándolos a arrepentirse y regresar al Señor. Los versos relacionados con los temas abordados en Osea 12 son:
Génesis 32:28: "Entonces dijo el hombre: 'No te llamarás Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres y vencidos'". Este verso se refiere a la historia de Jacob mencionado al comienzo del Capítulo de Oseas 12 donde luchó con Dios y pasó a llamarse Israel, lo que significa "el que lucha con Dios".
Éxodo 3:14: "Dios le dijo a Moisés:" Soy lo que soy. Y agregó: "Decirás a los israelitas, me envié a ti". "Este verso se relaciona con el mensaje de las Oseas 12:9, donde Dios acusa a Israel de olvidar su nombre y soberanía.
Isaías 44:22: "Eliminé tus transgresiones como la niebla, y tus pecados, como la nube. Vuelve a mí, porque lo rescaté". Este versículo expresa la invitación de Dios al arrepentimiento y la promesa de perdón, que es un tema central del Capítulo 12 de Oseas.
Jeremías 31:9: "Con el llanto vendrán, pero con el consolación los guiaré. Los llevaré a las corrientes de agua, en un camino correcto en el que no tropezarán, porque soy padre de Israel, y Ephraim es mi primogénito ". En este versículo, Dios se sacude de Israel, prometiendo consuelo y guía, como en Oseas 12:6, donde Dios exhorta a Israel a recurrir a él y esperar su juicio y consuelo.
Zacarías 10:12: "Los fortaleceré en el Señor y caminaré en su nombre", este versículo expresa la confianza que Israel debe depositar en Dios, que es el mensaje final del Capítulo 12 de Oseas.
“É preciso amar, amar e nada mais”. São Padre Pio de Pietrelcina
