22. Y una mujer cananea salió de aquellos contornos y se puso a gritar: "¡Ten compasión de mí, Señor, hijo de David! Mi hija está atormentada por un demonio".





“Tenhamos sempre horror ao pecado mortal e nunca deixemos de caminhar na estrada da santa eternidade.” São Padre Pio de Pietrelcina