Katolinen Raamattu
 

Lucas, 11

34. La lámpara de tu cuerpo son los ojos; si tus ojos están sanos, todo tu cuerpo estará iluminado; pero si están enfermos, tu cuerpo estará oscuro.

Aiheeseen liittyvät säkeet Lucas, 11:

El capítulo 11 de San Lucas comienza con los discípulos pidiendo a Jesús que les enseñe a rezar. Entonces Jesús explica la importancia de la perseverancia en la oración y enseña sobre la relación entre padres e hijos. También reprende a los fariseos por su hipocresía y falta de amor por Dios. Finalmente, Jesús advierte sobre el peligro de rechazar la sabiduría de Dios y la necesidad de practicar la Palabra de Dios en nuestras vidas.

Proverbios 8:17: "Amo a los que me aman, y los que me buscan me encuentran". Este versículo habla sobre la importancia de buscar sabiduría divina, un tema que se aborda en varias partes del Capítulo 11 de Luke.

Mateo 6:7: "Y rezar no use repeticiones vanas, como los gentiles, que piensan que serán escuchados por mucho". Este versículo está relacionado con la enseñanza de Jesús sobre la oración, que es un tema central del Capítulo 11 de Lucas.

Santiago 1:22: "Y sed de la palabra, no solo oyentes, engañándose". Este versículo habla sobre la importancia de practicar la Palabra de Dios, algo que Jesús enfatiza al final del Capítulo 11 de Lucas.

Mateo 23:23: "¡Ay de ti, escribas y fariseos, hipócritas! Porque esa menta dizimal, eneldo y comino, y desprecia la ley más importante, el juicio, la misericordia y la fe, pero debes hacerlo, no omitir aquellos. " Este versículo se relaciona con la reprimenda que Jesús hace a los fariseos por su hipocresía y falta de amor por Dios en el Capítulo 11 de Lucas.

1 Juan 5:14: "Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos algo, de acuerdo con su voluntad, nos escucha". Este versículo está relacionado con la enseñanza de Jesús sobre la importancia de perseverar en la oración, el tema abordado al comienzo del Capítulo 11 de Lucas.





“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina