Job, 10
1. Mi alma siente asco de mi vida; quiero dar libre curso a mis lamentos, derramaré la amargura de mi alma.
1. Mi alma siente asco de mi vida; quiero dar libre curso a mis lamentos, derramaré la amargura de mi alma.
En Job Capítulo 10, continúa lamentando su situación y cuestionando a Dios sobre por qué está sufriendo tanto. Se siente perjudicado e indefenso, y pide respuestas a Dios. Los versos relacionados con estos temas son:
Salmo 22:1: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? ¿Por qué estás tan lejos de salvarme tan lejos de mis gritos de angustia?" Este versículo retrata el dolor de sentirse abandonado por Dios en medio del sufrimiento, el mismo sentimiento que Job expresó en el Capítulo 10.
Salmo 88:3-4: "Mi alma está saturada de males, y mi vida está al borde de Sheol. Me cuentan entre los que bajan a la tumba; soy como un hombre sin fuerza". Este salmo también expresa la sensación de impotencia y tristeza profunda en medio del dolor, que siente Job.
Isaías 45:9: "¡Ay de la que contiene con su creador! Es como un fragmento entre otros fragmentos de arcilla. ¿Puede la arcilla decirle al alfarero:" ¿Qué estás haciendo? "O:" Tu trabajo no tiene mango " ? " Este versículo se refiere al hecho de que Dios es soberano y no debe ser cuestionado ni disputado por su creación, lo cual es un punto que el trabajo necesitaba aprender.
Romanos 9:20: "¿Pero quién eres, oh hombre, para cuestionar a Dios? La creación no debería cuestionar a su creador y debe confiar en su soberanía, una lección que el trabajo necesitaba aprender.
Filipenses 4:6-7: "No te preocupes por nada, pero en todas las oraciones, pregúntale a Dios qué necesitas y siempre reza con un corazón agradecido. Y la paz de Dios, que nadie puede entender, mantendrá el corazón y el Mente de ti, porque estás unido con Cristo Jesús ". Este versículo enfatiza la importancia de la oración y la confianza en Dios en medio de la adversidad, algo que Job también demuestra llorando por respuestas y ayuda.
“Aquele que procura a vaidade das roupas não conseguirá jamais se revestir com a vida de Jesus Cristo.” São Padre Pio de Pietrelcina
