1. ¡Cantad a Yahveh un canto nuevo, cantad a Yahveh, toda la tierra,

2. cantad a Yahveh, su nombre bendecid! Anunciad su salvación día tras día,

3. contad su gloria a las naciones, a todos los pueblos sus maravillas.

4. Que grande es Yahveh, y muy digno de alabanza, más temible que todos los dioses.

5. Pues nada son todos los dioses de los pueblos. Mas Yahveh los cielos hizo;

6. gloria y majestad están ante él, poder y fulgor en su santuario.

7. Rendid a Yahveh, familias de los pueblos, rendid a Yahveh gloria y poder,

8. rendid a Yahveh la gloria de su nombre. Traed ofrendas y en sus atrios entrad,

9. postraos ante Yahveh en esplendor sagrado, ¡tiemble ante su faz la tierra entera!

10. Decid entre las gentes: «¡Yahveh es rey!» El orbe está seguro, no vacila; él gobierna a los pueblos rectamente.

11. ¡Alégrense los cielos, regocíjese la tierra, retumbe el mar y cuanto encierra;

12. exulte el campo y cuanto en él existe, griten de júbilo todos los árboles del bosque,

13. ante la faz de Yahveh, pues viene él, viene, sí, a juzgar la tierra! El juzgará al orbe con justicia, a los pueblos con su lealtad.





“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina