Lucas, 8
40. Cuando regresó Jesús, le recibió la muchedumbre, pues todos le estaban esperando.
40. Cuando regresó Jesús, le recibió la muchedumbre, pues todos le estaban esperando.
El Capítulo 8 del Evangelio de Lucas presenta varias parábolas y enseñanzas de Jesús, incluida la conocida parábola del sembrador y la historia de la cura de la mujer que sufría hemorragias hace doce años. También se informa el milagro de la resurrección de la hija de Jairo. A continuación hay cinco versos que abordan los temas presentes en este capítulo:
2 Samuel 22:29: "Porque tú eres mi lámpara, oh Señor; el Señor es el que me ilumina la oscuridad". Este versículo habla de la luz que el Señor le da a sus seguidores, que pueden ayudarlos a encontrar el camino correcto a través de la oscuridad.
Proverbios 3:5-6: "Confía en el Señor de todo tu corazón y no agites en tu propio entendimiento. Lo reconoce en todos tus caminos, y él enderezará tus caminos". Este versículo habla de la importancia de confiar en Dios y buscar su orientación en todas las áreas de la vida.
Isaías 40:31: "Pero aquellos que esperan al Señor renovan su fuerza. Vuelen en voz alta como Eagles; corren y no se agotan, caminan y no se cansan". Este versículo habla de la fuerza que Dios puede dar a sus seguidores, permitiéndoles enfrentar desafíos sin darse por vencido.
Juan 10:10: "El ladrón viene solo para robar, matar y destruir; llegué a tener vida y completamente". Este versículo habla de la intención de Jesús de traer vida plena y abundante a sus seguidores, y la oposición que enfrenta de aquellos que quieren robar, matar y destruir.
Filipenses 4:6-7: "No tengan ansiosos por nada; antes, en todo, sus solicitudes conocidas ante Dios para la oración y la súplica con el Día de Acción de Gracias; y la paz de Dios, que excede toda comprensión, los mantendrá en sus corazones y sus corazones y su mentes en Cristo Jesús ". Este versículo habla de la importancia de confiar en Dios en tiempos de ansiedad y buscar su paz a través de la oración y la gratitud.
“A cada vitória sobre o pecado corresponde um grau de glória eterna”. São Padre Pio de Pietrelcina
