4. Las siervas y ennucos de Ester vinieron a comunicárselo. La reina se llenó de angustia y mandó enviar a Mardoqueo vestidos para que se vistiese y se quitase el sayal, pero él no quiso.





“Pense na felicidade que está reservada para nós no Paraíso”. São Padre Pio de Pietrelcina