10. Tú, oh rey, has ordenado que todo hombre, en cuanto oiga sonar el cuerno, el pífano, la cítara, la sambuca, el salterio, la zampoña y toda clase de música, se postre y adore la estatua de oro,





“O demônio é forte com quem o teme, mas é fraquíssimo com quem o despreza.” São Padre Pio de Pietrelcina