Salmos, 65
4. bajo el peso de sus culpas: nuestras faltas nos abruman, pero tú las perdonas.
4. bajo el peso de sus culpas: nuestras faltas nos abruman, pero tú las perdonas.
El Salmo 65 es un salmo de Acción de Gracias en el que el salmista alaba a Dios por su bondad y provisión. Describe la grandeza de Dios en su creación y en control de la naturaleza, y gracias por el cuidado que Dios tiene con la tierra y con el pueblo. Rastreando toda la Biblia, se encontraron cinco versos relacionados con los temas cubiertos del Salmo 65, presentados a continuación en orden de proximidad a los temas del capítulo:
Salmo 104:14-15: "Cultiva la hierba al ganado, y las plantas que el hombre cultiva, a la tierra para eliminar el alimento: el vino, que regocija el corazón del hombre; aceite de oliva, que le da brillo en la cara; y el pan que sostiene su vigor ". Este versículo destaca la provisión de Dios para la tierra y las personas, recordándonos que todo lo que tenemos proviene de Dios.
Mateo 6:26: "Observe a los pájaros del cielo: no siembres, no coseches ni te reúnas en graneros; sin embargo, tu Padre Celestial los sostiene. ¿No tienes mucho más valor que las aves?" Este versículo habla del cuidado de Dios con la creación, recordándonos que podemos confiar en su provisión.
Salmo 104:24: "¡Cuán numerosas son tus obras, Señor! Las has hecho a todos con sabiduría; la tierra está llena de tus criaturas". Este versículo destaca la grandeza y la sabiduría de Dios en su creación, recordándonos que podemos alabarlo por su trabajo.
Génesis 1:31: "Dios vio todo lo que había hecho, y todo había sido muy bueno. La tarde y la mañana pasaban; este era el sexto día". Este versículo muestra que la creación de Dios es buena, y podemos agradecerle por ello.
Lucas 12:24: "Observe los cuervos: no sembran, no cosechan, no tienen despensa ni granero; sin embargo, Dios los sostiene. ¡Cuanto más valga la pena que los pájaros!" Este versículo también habla del cuidado de Dios con la creación y nos recuerda que podemos confiar en su provisión.
“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina
