20. ¿Es para mí Efraím un hijo querido o un niño mimado, para que cada vez que hablo de él, todavía lo recuerde vivamente? Por eso mis entrañas se estremecen por él, no puedo menos que compadecerme de él -oráculo del Señor-.





“É preciso amar, amar e nada mais”. São Padre Pio de Pietrelcina