29. En lo más encarnizado de la batalla, los enemigos vieron aparecer en el cielo cinco hombres majestuosos montados en caballos con frenos de oro, que se pusieron al frente de los judíos.





“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina