Katolinen Raamattu
 

Exodo, 36

8. Los artesanos más expertos hicieron la Morada con diez cortinados de lino fino reforzado, de púrpura violeta y escarlata y de carmesí, y con figuras de querubines bordadas artísticamente.

Aiheeseen liittyvät säkeet Exodo, 36:

EXODUS 36 narra la construcción del Tabernáculo por Bezalel y Ooliabee, de acuerdo con las instrucciones que Dios dio a Moisés. Los versos a continuación están relacionados con los temas abordados en Exodus 36:

Éxodo 25:8: "Y me harán un santuario para que pueda habitar entre ellos". Este versículo es la primera instrucción de Dios para Moisés en la construcción del tabernáculo, mostrando la importancia de tener un lugar para la presencia de Dios entre el pueblo.

Éxodo 35:35: "Los llenó de sabiduría de corazón, para que puedan hacer todo el trabajo del servicio santuario, según todo lo que el Señor había ordenado". Este versículo destaca la habilidad y la sabiduría que Dios le ha dado a Bezalel y OoliAbe para construir el tabernáculo de acuerdo con las instrucciones divinas.

Salmo 84:1: "¡Qué bonitos son tus tabernáculos, señor de los anfitriones!" Este versículo es un ejemplo de la admiración que los salmistas tenían para el tabernáculo como un lugar de adoración y la presencia de Dios.

Hebreos 9:11: "Pero Cristo viene como un sumo sacerdote de los bienes futuros, por un tabernáculo mayor y más perfecto, no realizado por las manos, es decir, no de esta creación". Este versículo habla del Tabernáculo como una figura previa de Cristo mismo, el verdadero sumo sacerdote y el lugar de encuentro con Dios.

Apocalipsis 21:3: "Y escuché una gran voz del cielo, que decía: Aquí está el tabernáculo de Dios con los hombres, porque con ellos habitarán, y serán su pueblo, y el mismo Dios estará con ellos, y Será el Dios ". Este versículo habla del cumplimiento de la promesa del Tabernáculo, cuando Dios habitará para siempre con su pueblo y será su Dios.





“Onde não há obediência, não há virtude. Onde não há virtude, não há bem, não há amor; e onde não há amor, não há Deus; e sem Deus não se chega ao Paraíso. Tudo isso é como uma escada: se faltar um degrau, caímos”. São Padre Pio de Pietrelcina