Löydetty 83 Tulokset: venga
Se detuvo y gritó a las filas de Israel: "¿Por qué habéis salido para poneros en orden de batalla? ¿No soy yo filisteo y vosotros servidores de Saúl? Escoged vosotros un hombre para que venga a luchar conmigo. (I Samuel 17, 8)
David respondió: "Aquí está la lanza del rey. Que uno de los jóvenes atraviese y venga a recogerla. (I Samuel 26, 22)
Pero los jefes de los filisteos se indignaron contra él y le dijeron: "Haz que ese hombre vuelva al lugar que le has asignado. Que no venga con nosotros a la guerra, no sea que se vuelva contra nosotros en el combate. ¿Cómo podría este hombre congraciarse con su señor, mejor que con la cabeza de nuestros hombres? (I Samuel 29, 4)
Así que levantaos de madrugada tú y los siervos de tu señor que han venido contigo, e id al lugar que yo os he asignado. Os levantaréis de madrugada, y cuando venga el día partiréis". (I Samuel 29, 10)
Yonadab le dijo: "Acuéstate en tu cama y fíngete enfermo; y cuando venga tu padre a visitarte, le dirás: Que venga, por favor, mi hermana Tamar a darme de comer. Que ella prepare la comida delante de mí para que yo la vea y reciba el alimento de su mano". (II Samuel 13, 5)
Amnón se acostó y se fingió enfermo. El rey vino a visitarle, y le dijo: "Que venga, por favor, mi hermana Tamar; que prepare dos tortas delante de mí, y yo las tomaré de su mano". (II Samuel 13, 6)
Absalón dijo: "Permite, al menos, que venga con nosotros mi hermano Amnón". El rey respondió: "¿Por qué ha de ir contigo?". (II Samuel 13, 26)
Entonces dijo David a todos sus servidores que estaban con él en Jerusalén: "Levantaos y huyamos, porque no podremos escapar de Absalón. Daos prisa a salir, no sea que venga a toda prisa, nos sorprenda, haga caer sobre nosotros el mal y pase la ciudad a filo de espada". (II Samuel 15, 14)
El rey contestó: "Pues que venga conmigo Quimán, y yo haré con él lo que quieras; te concederé todo lo que me pidas". (II Samuel 19, 39)
Entonces una mujer, avisada, comenzó a gritar desde la ciudad: "¡Escuchad! ¡Escuchad! Decid a Joab que venga; que quiero hablar con él". (II Samuel 20, 16)
Gad se presentó a David y le dijo: "¿Quieres que venga un hambre de tres años en tu país, o que tengas que huir durante tres meses ante tu enemigo que te perseguirá, o que haya tres días de peste en tu país? Elige y dime qué debo decir al que me envía". (II Samuel 24, 13)
Entonces el rey de Israel llamó a un funcionario y le dijo: "Que venga inmediatamente Miqueas, hijo de Yimlá". (I Reyes 22, 9)