Löydetty 602 Tulokset: sino

  • Pero no mató a los hijos de los asesinos, conforme a lo escrito en el libro de la ley de Moisés: "Los padres no morirán por la culpa de los hijos, ni los hijos por culpa de los padres, sino que cada uno morirá por su propio pecado". (II Reyes 14, 6)

  • sino que siguió el camino de los reyes de Israel, y hasta hizo pasar por el fuego a su hijo, según las prácticas horrorosas de las gentes que el Señor había echado de delante de los israelitas. (II Reyes 16, 3)

  • Tampoco Judá observó los mandatos del Señor, su Dios, sino que siguió las costumbres de Israel. (II Reyes 17, 19)

  • sino sólo al Señor, y entonces él os librará de las manos de vuestros enemigos". (II Reyes 17, 39)

  • han echado sus dioses al fuego, porque no eran dioses, sino hechura de manos de hombres, leños o piedras; y por eso los han podido destruir. (II Reyes 19, 18)

  • Sesán no tuvo hijos, sino hijas. Sesán tenía un esclavo egipcio llamado Yarjá. (I Crónicas 2, 34)

  • Y David no llevó el arca a su casa, a la ciudad de David, sino que la llevó a casa de Obededón, de Gat. (I Crónicas 13, 13)

  • Yo no he habitado en casa desde el día en que liberé a Israel hasta hoy, sino que he estado peregrinando en una tienda de campaña. (I Crónicas 17, 5)

  • El rey David dijo a toda la asamblea: "Mi hijo Salomón, el único elegido por Dios, es todavía joven e inexperto, y la obra es grande, pues la casa no es para los hombres, sino para el Señor Dios. (I Crónicas 29, 1)

  • Dios dijo a Salomón: "Puesto que éste ha sido tu deseo y no has pedido ni riquezas, ni hacienda, ni fama, ni siquiera larga vida, sino que has pedido sabiduría e inteligencia para gobernar a mi pueblo, sobre el que te he constituido rey, (II Crónicas 1, 11)

  • sino que elegí a Jerusalén para morada de mi nombre y elegí a David para que estuviera al frente de mi pueblo Israel. (II Crónicas 6, 6)

  • Pero no lo construirás tú, sino un hijo tuyo salido de tus entrañas será el que lo construya. (II Crónicas 6, 9)


“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina