Löydetty 7679 Tulokset: res

  • Dios dijo: "Reúnanse en un solo lugar las aguas inferiores y aparezca lo seco"; y así fue. (Génesis 1, 9)

  • Dios llamó a lo seco tierra, y a la masa de las aguas llamó mares. Vio Dios que esto estaba bien. (Génesis 1, 10)

  • Dios dijo: "Pulule en las aguas un hormigueo de seres vivientes y revoloteen las aves por encima de la tierra y cara al firmamento del cielo". (Génesis 1, 20)

  • Dios creó los grandes monstruos marinos, todos los seres vivientes que se mueven y pululan en las aguas según su especie, y el mundo volátil según su especie. Vio Dios que esto estaba bien. (Génesis 1, 21)

  • Dios hizo las bestias de la tierra, los ganados y los reptiles campestres, cada uno según su especie. Vio Dios que esto estaba bien. (Génesis 1, 25)

  • Dios dijo: "Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza. Domine sobre los peces del mar, las aves del cielo, los ganados, las fieras campestres y los reptiles de la tierra". (Génesis 1, 26)

  • De la costilla tomada del hombre, el Señor Dios formó a la mujer y se la presentó al hombre, (Génesis 2, 22)

  • La mujer respondió a la serpiente: "Nosotros podemos comer del fruto de los árboles del jardín. (Génesis 3, 2)

  • Antes bien, Dios sabe que en el momento en que comáis se abrirán vuestros ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal". (Génesis 3, 5)

  • Y éste respondió: "Oí tus pasos por el jardín, me entró miedo porque estaba desnudo, y me escondí". (Génesis 3, 10)

  • El hombre respondió: "La mujer que me diste por compañera me dio del árbol y comí". (Génesis 3, 12)

  • El Señor Dios dijo a la mujer: "¿Qué es lo que has hecho?". Y la mujer respondió: "La serpiente me engañó y comí". (Génesis 3, 13)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina