Löydetty 2607 Tulokset: pero
Escribe al ángel de la Iglesia de Sardes: Esto es lo que dice el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas. Conozco tus obras: tú pasas por vivo, pero estás muerto. (Apocalipsis 3, 1)
Pero tienes todavía en Sardes algunas personas que no han manchado sus vestidos; ellas caminarán conmigo con vestiduras blancas, porque son dignas de ello. (Apocalipsis 3, 4)
Pero porque eres tibio, y no eres ni frío ni caliente, te voy a vomitar de mi boca. (Apocalipsis 3, 16)
Y oí como una voz que salía de los cuatro seres vivientes, que decía: Un celemín de trigo por el salario de un día; tres celemines de cebada por el salario de un día; pero el aceite y el vino no tocarlos. (Apocalipsis 6, 6)
Pero se les ordenó que no hicieran daño a la hierba, al verde y a los árboles, sino solamente a los hombres que no tuvieran la señal de Dios en la frente; (Apocalipsis 9, 4)
pero que no los mataran, sino que los torturaran durante cinco meses con un dolor semejante al que produce la picadura del escorpión. (Apocalipsis 9, 5)
En aquellos días los hombres buscarán la muerte, pero no la encontrarán; desearán morir, pero la muerte huirá de ellos. (Apocalipsis 9, 6)
Cuando hablaron los siete truenos, me dispuse a escribir; pero oí una voz del cielo, que decía: "Ten en secreto lo que han dicho los siete truenos, y no lo escribas". (Apocalipsis 10, 4)
Corrí hacia el ángel y le dije que me diera el librito. Él me contestó: "Tómalo y cómetelo; te amargará las entrañas, pero en tu boca será dulce como la miel". (Apocalipsis 10, 9)
Tomé el librito de la mano del ángel y me lo comí; era dulce como la miel en mi boca, pero en cuanto me lo comí se me llenaron de amargura las entrañas. (Apocalipsis 10, 10)
pero el patio exterior del templo déjalo, no lo midas; porque ha sido entregado a los paganos, que pisotearán la ciudad santa durante cuarenta y dos meses. (Apocalipsis 11, 2)
Pero, después de tres días y medio, un soplo de vida que venía de Dios entró en ellos; ellos se pusieron de pie, y los que estaban mirándolos se quedaron aterrorizados. (Apocalipsis 11, 11)