Löydetty 842 Tulokset: pan

  • El que provee simiente al que siembra y pan para comer, proveerá y multiplicará vuestros sembrados y aumentará los frutos de vuestra justicia. (II Corintios 9, 10)

  • Pues ni Tito, mi compañero, que era griego, fue obligado a circuncidarse, (Gálatas 2, 3)

  • Este secreto consiste en que los paganos comparten la misma herencia con los judíos, son miembros del mismo cuerpo y, en virtud del evangelio, participan de la misma promesa en Jesucristo. (Efesios 3, 6)

  • preocupándoos no sólo de vuestras cosas, sino también de las cosas de los demás. (Filipenses 2, 4)

  • Entre tanto he juzgado necesario enviaros a Epafrodito, nuestro hermano, colaborador y compañero de fatigas, el que vosotros me enviasteis con el encargo de socorrerme en mis necesidades, (Filipenses 2, 25)

  • Y a ti, leal compañero, te ruego que prestes tu ayuda a éstas, que han trabajado mucho en el evangelio conmigo y con Clemente y demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida. (Filipenses 4, 3)

  • conforme la aprendisteis de Epafras, nuestro querido compañero y fiel ministro de Cristo en lugar nuestro, (Colosenses 1, 7)

  • Pues, aunque corporalmente me hallo ausente, en espíritu me encuentro en vuestra compañía, complaciéndome al ver la disposición inquebrantable de vuestra fe en Cristo. (Colosenses 2, 5)

  • Tíquico, hermano muy querido, fiel ministro del Señor y compañero de trabajo, os contará cómo van todas mis cosas; (Colosenses 4, 7)

  • Os saluda Aristarco, mi compañero de prisión, y Marcos, el primo de Bernabé, de quien recibisteis instrucciones (si recurre a vosotros, acogedle), (Colosenses 4, 10)

  • y a que con todo empeño os afanéis en vivir pacíficamente, ocupándoos en vuestros quehaceres y trabajando con vuestras propias manos, como os lo tenemos recomendado. (I Tesalonicenses 4, 11)

  • y a vosotros, que sufrís, daros el descanso en compañía nuestra, cuando Jesús, el Señor, aparezca en el cielo con sus ángeles poderosos, (II Tesalonicenses 1, 7)


“Sejam como pequenas abelhas espirituais, que levam para sua colméia apenas mel e cera. Que, por meio de sua conversa, sua casa seja repleta de docilidade, paz, concórdia, humildade e piedade!” São Padre Pio de Pietrelcina