Löydetty 137 Tulokset: palacio

  • Los oficiales del Faraón que la vieron se la elogiaron mucho al Faraón, y la mujer fue llevada a su palacio. (Génesis 12, 15)

  • Jirán, rey de Tiro, envió mensajeros a David con madera de cedro, albañiles y carpinteros para que le construyeran un palacio. (II Samuel 5, 11)

  • Cuando David se estableció en su palacio y el Señor le dio descanso librándolo de todos sus enemigos de alrededor, (II Samuel 7, 1)

  • Una tarde, después de la siesta, David, paseando por la terraza del palacio, vio a una mujer que estaba bañándose. La mujer era muy bella. (II Samuel 11, 2)

  • Después David dijo a Urías: "Baja a tu casa y lávate los pies". Urías salió del palacio y, tras él, le llevaron un obsequio de la mesa real. (II Samuel 11, 8)

  • Urías se acostó a la puerta del palacio con los servidores de su señor y no fue a su casa. (II Samuel 11, 9)

  • ¿No están allí contigo los sacerdotes Sadoc y Abiatar? Todo lo que oigas en el palacio real, se lo comunicarás a los sacerdotes Sadoc y Abiatar. (II Samuel 15, 35)

  • Ajitófel respondió a Absalón: "Acuéstate con las concubinas de tu padre que él dejó para guardar el palacio; así sabrá todo Israel que te has hecho odioso a tu padre y se fortalecerán las manos de todos los que te siguen". (II Samuel 16, 21)

  • Esto que se decía en todo Israel llegó a oídos del rey. Entonces David mandó decir a los sacerdotes Sadoc y Abiatar: "Decid a los ancianos de Judá: ¿Por qué sois vosotros los últimos en hacer que el rey vuelva a su palacio? (II Samuel 19, 12)

  • Meribaal dijo al rey: "Puede quedarse él con todas, que mi señor, el rey, ha vuelto en paz a su palacio". (II Samuel 19, 31)

  • David entró en su palacio, en Jerusalén. Y el rey tomó a las diez concubinas que había dejado para guardar el palacio y las puso bajo su guardia. Él proveyó a su sustento, pero no volvió a tener relaciones con ellas, y estuvieron encerradas, como viudas, hasta el día de su muerte. (II Samuel 20, 3)

  • Salomón emparentó con el Faraón, rey de Egipto, casándose con una hija suya. La llevó a la ciudad de David, hasta que acabase de edificar su palacio, el templo del Señor y las murallas en torno a Jerusalén. (I Reyes 3, 1)


“O amor e o temor devem sempre andar juntos. O temor sem amor torna-se covardia. São Padre Pio de Pietrelcina