Löydetty 40 Tulokset: ofrecieron

  • los sacerdotes y levitas se habían purificado: todos eran puros; ofrecieron el sacrificio de la pascua por todos los repatriados, por sus hermanos, los sacerdotes, y por ellos mismos. (Esdras 6, 20)

  • Los repatriados ofrecieron holocaustos al Dios de Israel: doce novillos por todo Israel, noventa y seis carneros, setenta y siete corderos y doce machos cabríos por el pecado: todo en holocausto al Señor. (Esdras 8, 35)

  • Éstos se comprometieron bajo juramento a despedir a sus mujeres; y para reparar su culpa ofrecieron un carnero en sacrificio por el pecado. (Esdras 10, 19)

  • Aquel día se ofrecieron muchos sacrificios entre la alegría general, pues Dios les había dado un motivo de gran alegría. También las mujeres y los niños se regocijaron, de modo que la alegría de Jerusalén se oía desde lejos. (Nehemías 12, 43)

  • Cuando llegaron a Jerusalén, adoraron a Dios, se purificaron y ofrecieron holocaustos, dones y ofrendas voluntarias. (Judit 16, 18)

  • Muchos israelitas aceptaron su culto, ofrecieron sacrificios a los ídolos y profanaron el sábado. (I Macabeos 1, 43)

  • y ofrecieron un sacrificio legal en el altar de los holocaustos que habían construido. (I Macabeos 4, 53)

  • Con gozo y alegría subieron al monte Sión y ofrecieron holocaustos por haber vuelto felizmente y sin bajas. (I Macabeos 5, 54)

  • Purificaron el templo, hicieron otro altar, sacaron fuego del pedernal, encendieron de nuevo la luz y el fuego y ofrecieron sacrificios; quemaron incienso y ofrecieron los panes de la proposición, renovándolo todo, después de una interrupción de dos años. (II Macabeos 10, 3)

  • Yo los llevé hasta la tierra que había jurado, mano en alto, darles. Pero al ver cualquier colina elevada o cualquier árbol frondoso, ofrecieron allí sus sacrificios, presentaron sus ofrendas irritantes, quemaron sus perfumes y derramaron sus ofrendas de vino. (Ezequiel 20, 28)

  • Entonces aquellos hombres cobraron un gran respeto al Señor, le ofrecieron un sacrificio y le hicieron promesas. (Jonás 1, 16)

  • Entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre; se pusieron de rodillas y lo adoraron; abrieron sus tesoros y le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. (Mateo 2, 11)


“Dirás tu o mais belo dos credos quando houver noite em redor de ti, na hora do sacrifício, na dor, no supremo esforço duma vontade inquebrantável para o bem. Este credo é como um relâmpago que rasga a escuridão de teu espírito e no seu brilho te eleva a Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina