Löydetty 111 Tulokset: interés propio

  • El interés del país está antes que todo; y el rey debe estar al servicio del campo. (Eclesiastés 5, 8)

  • Porque Dios creó al hombre para la incorrupción y lo hizo a imagen de su propio ser. (Sabiduría 2, 23)

  • Pues la maldad es cobarde, y se condena por su propio testimonio; acosada por su propia conciencia, siempre se imagina lo peor, (Sabiduría 17, 11)

  • Porque pronto un hombre irreprochable vino como adalid, empuñando las armas de su propio ministerio, la oración y el incienso expiatorio, y resistió la cólera y puso fin al azote, mostrando así que era siervo tuyo. (Sabiduría 18, 21)

  • Él hizo al hombre al principio, y lo dejó en manos de su propio albedrío. (Eclesiástico 15, 14)

  • Una pasión ardiente quema como el fuego; no se apagará hasta consumirse. El hombre sensual con su propio cuerpo no cesará hasta que su fuego lo devore. Al lujurioso todo pan le sabe dulce, no se cansará hasta su muerte. (Eclesiástico 23, 17)

  • Todo consejero da consejos, pero hay quien aconseja en su propio interés. (Eclesiástico 37, 7)

  • Guárdate del consejero; mira antes de qué tiene necesidad porque también él aconseja en provecho propio , no sea que te tienda un lazo (Eclesiástico 37, 8)

  • Todos nosotros, como ovejas, andábamos errantes; cada cual siguiendo su propio camino. Y el Señor ha hecho recaer sobre él la perversidad de todos nosotros. (Isaías 53, 6)

  • Son perros voraces, insaciables; pastores que no saben comprender; cada cual sigue su camino, y buscan todos su interés. (Isaías 56, 11)

  • Entonces se llamará a Jerusalén "el trono del Señor"; a ella acudirán, en el nombre del Señor, todas las naciones y no seguirán más la obstinación de su propio corazón perverso. (Jeremías 3, 17)

  • Pero ellos no me escucharon, no me hicieron caso. Se fueron tras su propio capricho, tras la perversidad de su corazón; me dieron la espalda, y no la cara. (Jeremías 7, 24)


“Por que a tentação passada deixa na alma uma certa perturbação? perguntou um penitente a Padre Pio. Ele respondeu: “Você já presenciou um tremor de terra? Quando tudo estremece a sua volta, você também é sacudido; no entanto, não necessariamente fica enterrado nos destroços!” São Padre Pio de Pietrelcina