Löydetty 265 Tulokset: haré

  • Haré aparecer señales en el cielo y en la tierra: sangre, fuego y columnas de humo. (Joel 3, 3)

  • reuniré a todas las naciones y las haré bajar al valle de Josafat, y allí las juzgaré por lo que hicieron con mi pueblo Israel, a quien dispersaron entre las gentes, y con mi tierra, que se repartieron. (Joel 4, 2)

  • Y vosotros, ¿qué tenéis que ver conmigo, Tiro, Sidón y regiones todas de Filistea? ¿Me vais a pedir cuentas acaso de mi proceder? ¿Queréis vengaros de mí? Entonces rápidamente haré recaer la venganza sobre vuestra cabeza: (Joel 4, 4)

  • Mirad, yo los reclamaré del lugar en que los vendisteis y haré recaer vuestros delitos sobre vuestra cabeza. (Joel 4, 7)

  • Pues ahora yo haré que se atasquen vuestros pies como se atasca un carro cargado de mies. (Amós 2, 13)

  • En aquel día, dice el Señor Dios, haré ponerse el sol al mediodía y en pleno día oscureceré la tierra. (Amós 8, 9)

  • Cambiaré en duelo vuestras fiestas y en lamentos todos vuestros cánticos; cubriré de saco todos vuestros lomos y toda cabeza de calvicie; haré de este duelo un duelo de hijo único, y su final será como día de amargura. (Amós 8, 10)

  • Si se ocultan en el abismo, de allí los sacará mi mano; si suben hasta el cielo, de allí los haré bajar; (Amós 9, 2)

  • Aunque te elevaras como el águila y pusieras tu nido en las estrellas, de allí te haré caer, dice el Señor. (Abdías 1, 4)

  • Haré de Samaría un montón de piedras en el campo, un lugar para plantar viñas. Haré rodar sus piedras en el valle, pondré al desnudo sus cimientos. (Miqueas 1, 6)

  • De las cojas haré un resto, de las alejadas una nación poderosa. Entonces el Señor reinará sobre ellos en el monte Sión desde ahora y por siempre. (Miqueas 4, 7)

  • Levántate y trilla, hija de Sión. Yo haré tus cuernos de hierro y de bronce tus pezuñas; triturarás a numerosos pueblos, consagrarás su botín al Señor, y sus riquezas al dueño de toda la tierra. (Miqueas 4, 13)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina