Löydetty 1150 Tulokset: fin del reino de Judá
Más te vale entrar con un solo ojo en el reino de Dios que ser arrojado con los dos ojos (Marcos 9, 47)
Pero Jesús, al verlo, se indignó y les dijo: "Dejad que los niños se acerquen a mí; no se lo impidáis, porque de los que son como ellos es el reino de Dios. (Marcos 10, 14)
Os aseguro que el que no reciba el reino de Dios como un niño no entrará en él". (Marcos 10, 15)
Jesús miró alrededor y dijo a sus discípulos: "¡Qué difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!". (Marcos 10, 23)
Los discípulos se quedaron asombrados ante estas palabras. Pero Jesús les repitió: "Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! (Marcos 10, 24)
Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de Dios". (Marcos 10, 25)
¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el reino que llega, de nuestro padre David! ¡Viva Dios altísimo! (Marcos 11, 10)
Jesús, al ver que había respondido tan sabiamente, le dijo: "No estás lejos del reino de Dios". Y ya nadie se atrevió a preguntarle más. (Marcos 12, 34)
Os aseguro que ya no beberé más de este fruto de la vid hasta el día en que beba un vino nuevo en el reino de Dios". (Marcos 14, 25)
José de Arimatea, insigne miembro del tribunal supremo, que esperaba también el reino de Dios, se atrevió a ir a Pilato a pedirle el cuerpo de Jesús. (Marcos 15, 43)
reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin". (Lucas 1, 33)
Unos días después María se dirigió presurosa a la montaña, a una ciudad de Judá. (Lucas 1, 39)