Löydetty 50 Tulokset: echado

  • Desde el día primero del séptimo mes comenzaron a ofrecer holocaustos al Señor, aunque todavía no se habían echado los cimientos del templo del Señor. (Esdras 3, 6)

  • Alababan y daban gracias al Señor, y se respondía: "Porque es bueno, porque es eterno su amor a Israel". Y todo el pueblo prorrumpía en fuertes gritos de júbilo alabando al Señor porque se habían echado los cimientos del templo del Señor. (Esdras 3, 11)

  • Sepa el rey que los judíos que vinieron y se establecieron en Jerusalén están reconstruyendo esta ciudad rebelde y malvada; quieren levantar las murallas y ya han echado los cimientos. (Esdras 4, 12)

  • has roto el pacto con tu siervo, has echado por tierra y profanado su diadema; (Salmos 89, 40)

  • y acusaron a su propio pueblo: "Judas y sus hermanos han exterminado a todos sus amigos y nos han echado de nuestro país. (I Macabeos 7, 6)

  • Si fijas en ella tus ojos, ya no está allí, porque ha echado alas, como el águila ha volado hacia el cielo. (Proverbios 23, 5)

  • Él mismo les ha echado la suerte, su mano les ha repartido la tierra con la cuerda de medir; por siempre la poseerán, en ella habitarán de generación en generación. (Isaías 34, 17)

  • Oh, sí, en salud se cambia mi amargura. Tú has salvado mi vida de la fosa vacía, te has echado a las espaldas todos mis pecados. (Isaías 38, 17)

  • El Señor Dios me ha abierto el oído y yo no he resistido, no me he echado atrás. (Isaías 50, 5)

  • Ebedmélec, eunuco etíope del palacio real, oyó decir que habían echado a Jeremías en la cisterna. Y en una ocasión en que el rey se encontraba en la puerta de Benjamín, (Jeremías 38, 7)

  • "Oh rey, mi señor, mal han procedido todos esos hombres en todo lo que han hecho al profeta Jeremías. Lo han echado en la cisterna, donde va a morir de hambre, pues ya no hay pan en la ciudad". (Jeremías 38, 9)

  • Como un espino en un huerto, en el que todos los pájaros vienen a posarse; en fin, como un muerto echado en la oscuridad, así son sus dioses de madera, dorados y plateados. (Baruc 6, 70)


“No tumulto das paixões terrenas e das adversidades, surge a grande esperança da misericórdia inexorável de Deus. Corramos confiantes ao tribunal da penitência onde Ele, com ansiedade paterna, espera-nos a todo instante.” São Padre Pio de Pietrelcina