Löydetty 85 Tulokset: comenzó

  • El año cincuenta de Azarías, rey de Judá, comenzó a reinar sobre Israel en Samaría Pecajías, hijo de Menajén. Reinó dos años. (II Reyes 15, 23)

  • El año cincuenta y dos de Azarías, rey de Judá, Pécaj, hijo de Romelía, comenzó a reinar sobre Israel. Reinó veinte años en Samaría. (II Reyes 15, 27)

  • El año segundo de Pécaj, hijo de Romelía, rey de Israel, comenzó a reinar Jotán, hijo de Ozías, rey de Judá. (II Reyes 15, 32)

  • En aquel tiempo comenzó el Señor a enviar contra Judá a Rasín, rey de Siria, y a Pécaj, hijo de Romelía. (II Reyes 15, 37)

  • El año dieciocho de Acaz, rey de Judá, Oseas, hijo de Elá, comenzó a reinar sobre Israel. Reinó en Samaría nueve años. (II Reyes 17, 1)

  • El año tercero de Oseas, hijo de Elá, rey de Israel, comenzó a reinar Ezequías, hijo de Acaz, rey de Judá. (II Reyes 18, 1)

  • Joab, hijo de Sarvia, comenzó el censo, pero no lo terminó. Por eso se encendió la cólera de Dios contra Israel, y su número no se encuentra en las crónicas del rey David. (I Crónicas 27, 24)

  • Salomón comenzó la construcción del templo del Señor en Jerusalén, sobre el monte Moria, allí donde su padre había tenido la visión. Era el lugar preparado por David en la era de Ornán, el jebuseo. (II Crónicas 3, 1)

  • Comenzó la construcción el día veinte del segundo mes, el cuarto año de su reinado. (II Crónicas 3, 2)

  • Roboán se reafirmó en Jerusalén y continuó su reinado. Tenía cuarenta y un años cuando comenzó a reinar, y reinó diecisiete años en Jerusalén, la ciudad elegida por el Señor entre todas las tribus de Israel para morada de su nombre. Su madre se llamaba Naamá, la amonita. (II Crónicas 12, 13)

  • Abías comenzó a reinar en Judá el año dieciocho del reinado de Jeroboán. (II Crónicas 13, 1)

  • Tan pronto como comenzó el canto de júbilo y alabanza, el Señor suscitó la confusión entre los amonitas, los moabitas y los de las montañas de Seír, que venían a atacar a Judá, y se enfrentaron unos contra otros. (II Crónicas 20, 22)


“O demônio é forte com quem o teme, mas é fraco com quem o despreza.” São Padre Pio de Pietrelcina