Löydetty 35 Tulokset: ciudadela

  • Simón ordenó celebrar alegremente cada año este día. Fortificó la colina del templo, al lado de la ciudadela, y allí fijó su residencia con los suyos. (I Macabeos 13, 52)

  • Liberó a muchos prisioneros, conquistó Guézer, Bet Sur y la ciudadela, desterrando toda impureza, y nadie hubo capaz de resistirle. (I Macabeos 14, 7)

  • A sus órdenes los judíos consiguieron expulsar a los paganos de los territorios ocupados, especialmente de la ciudad de David, Jerusalén, donde habían construido una ciudadela, de la que salían profanando los aledaños del templo e infligiendo graves ofensas a su santidad. (I Macabeos 14, 36)

  • Envió a Atenobio, uno de sus amigos, para conferenciar con él y decirle: "Habéis ocupado Jafa, Guézer y la ciudadela de Jerusalén, ciudades de mi reino. (I Macabeos 15, 28)

  • Al llegar allí, reunió a sus conciudadanos y, en especial, a los sacerdotes; se puso en pie ante el altar y mandó venir a los de la ciudadela. (II Macabeos 15, 31)

  • Judas ordenó que la cabeza de Nicanor fuera colgada en la ciudadela como señal manifiesta del auxilio de Dios. (II Macabeos 15, 35)

  • La hacienda del rico es su fuerte ciudadela, en su pensamiento es como una muralla elevada. (Proverbios 18, 11)

  • Porque has convertido la ciudad en un montón de escombros, la villa fortificada en una ruina; la ciudadela de los orgullosos ya no es una ciudad, y no será jamás reconstruida. (Isaías 25, 2)

  • Sí, él ha humillado a los que habitaban en lo alto; ha abatido la ciudadela escarpada, la ha abatido a tierra, la ha derribado en el polvo: (Isaías 26, 5)

  • ése morará en lugar excelso, ciudadela escarpada será su refugio, tendrá pan y no le faltará agua. (Isaías 33, 16)

  • Sobre Moab. Esto dice el Señor todopoderoso, Dios de Israel: ¡Ay de Neb, que ha sido devastado! ¡Cubierta de vergüenza Quiriat Yearín, que ha sido tomada, avergonzada, en ruinas, la ciudadela! (Jeremías 48, 1)


“Caminhe com alegria e com o coração o mais sincero e aberto que puder. E quando não conseguir manter esta santa alegria, ao menos não perca nunca o valor e a confiança em Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina