Löydetty 202 Tulokset: ayuda al prójimo

  • Con la ayuda de Dios haremos maravillas y él aplastará a nuestros enemigos. (Salmos 108, 14)

  • Me atropellaron para que cayera, pero el Señor vino en mi ayuda; (Salmos 118, 13)

  • Me levanto al alba para pedirte ayuda, espero en tus palabras; (Salmos 119, 147)

  • Si miro a la derecha, nadie viene en mi ayuda; no encuentro refugio, nadie se preocupa de mí. (Salmos 142, 5)

  • Dichoso el que tiene su ayuda en el Dios de Jacob, y su esperanza en el Señor, su Dios, (Salmos 146, 5)

  • Entonces el rey llamó en su ayuda a los judíos, que acudieron y se dispersaron después por la ciudad, matando aquel día cerca de cien mil. (I Macabeos 11, 47)

  • ya que hemos recibido ayuda del cielo. Ahora nos ha librado de los enemigos, que han sido humillados. (I Macabeos 12, 15)

  • Entonces todas las naciones vecinas se propusieron exterminarlos, diciendo: "No tienen jefe ni ayuda; hagámosles la guerra y borremos su memoria de entre los hombres". (I Macabeos 12, 53)

  • El año 172, el rey Demetrio reunió un ejército y fue a Media a procurarse ayuda para luchar contra Trifón. (I Macabeos 14, 1)

  • Pero ahora yo soy viejo, mientras vosotros, gracias al altísimo, estáis en la plenitud de la vida. Ocupad mi puesto y el de mis hermanos; luchad por vuestra patria, y que la ayuda del cielo esté con vosotros". (I Macabeos 16, 3)

  • y el que tuvo lugar en Babilonia en la batalla contra los gálatas, en la que lucharon ocho mil judíos y cuatro mil macedonios; y a pesar de que los macedonios no sabían qué hacer, los ocho mil judíos aniquilaron a ciento veinte mil enemigos con la ayuda que les vino del cielo, y consiguieron un gran botín. (II Macabeos 8, 20)

  • Mandó a Eleazar leer el libro sagrado, y dando como contraseña "Dios ayuda", él mismo se puso al frente del primer escuadrón y cayó sobre Nicanor. (II Macabeos 8, 23)


“Você deve ter sempre prudência e amor. A prudência tem olhos; o amor tem pernas. O amor, como tem pernas, gostaria de correr a Deus. Mas seu impulso de deslanchar na direção dEle é cego e, algumas vezes, pode tropeçar se não for guiado pela prudência, que tem olhos.” São Padre Pio de Pietrelcina