Löydetty 373 Tulokset: aquí
Fue corriendo donde estaba Elí y le dijo: "Aquí estoy, pues me has llamado". Elí dijo: "No te he llamado; vuelve a dormir". Y Samuel fue a acostarse. (I Samuel 3, 5)
Por segunda vez lo llamó el Señor: "¡Samuel!". Y Samuel se levantó, fue adonde estaba Elí y le dijo: "Aquí estoy, pues me has llamado". Elí respondió: "No te he llamado; vuelve a acostarte, hijo mío". (I Samuel 3, 6)
Por tercera vez lo llamó el Señor: "¡Samuel!". Se levantó, fue adonde estaba Elí y le dijo: "Aquí estoy, pues me has llamado". Comprendió entonces Elí que era el Señor el que lo llamaba, (I Samuel 3, 8)
Pero Elí le llamó, y le dijo: "¡Samuel, hijo mío!". Él respondió: "Aquí estoy". (I Samuel 3, 16)
Entonces trasladaron el arca de Dios a Ecrón. Y cuando el arca de Dios llegó a Ecrón, los de Ecrón gritaban y decían: "Han traído aquí el arca del Dios de Israel para matarnos a nosotros y a nuestro pueblo". (I Samuel 5, 10)
Entonces convocaron a los jefes filisteos y les dijeron: "Llevaos de aquí el arca del Dios de Israel; que vuelva a su lugar, para que no nos mate a nosotros y a nuestro pueblo". Pues había un pánico mortal en toda la ciudad, porque la mano de Dios había descargado allí duramente. (I Samuel 5, 11)
Samuel puso una piedra entre Mispá y Yesaná, y la llamó Ben Ezer, diciendo: "Hasta aquí nos ha ayudado el Señor". (I Samuel 7, 12)
Pero éste le respondió: "Mira, aquí, en esta ciudad, hay un hombre de Dios; es un hombre muy famoso; todo lo que él dice se realiza siempre. Vamos allá. Tal vez él nos indique el camino que debemos seguir". (I Samuel 9, 6)
Cuando subían por la cuesta de la ciudad, se encontraron a unas jóvenes que salían a coger agua, y les preguntaron: "¿Está aquí el vidente?". ( (I Samuel 9, 11)
Ellas respondieron: "Sí, aquí está. Acaba de llegar a la ciudad, porque hoy hay un sacrificio por el pueblo en el alto. (I Samuel 9, 12)
Entonces consultaron al Señor: "¿Ha venido aquí Saúl?". Y el Señor respondió: "Está ahí, escondido entre los bagajes". (I Samuel 10, 22)
Aquí me tenéis; acusadme ante el Señor y ante su ungido si he quitado a alguien un buey o he robado a alguien un asno, si he oprimido o perjudicado a alguien o me he dejado sobornar. Acusadme, y yo os responderé". (I Samuel 12, 3)