Löydetty 392 Tulokset: agua de la purificación

  • En cuanto a ti, por la sangre de la alianza hecha contigo, sacaré a tus presos de la fosa, en la que no hay agua. (Zacarías 9, 11)

  • Yo os bautizo en agua para que os arrepintáis; pero el que viene detrás de mí es más fuerte que yo, y yo no soy digno de descalzarle las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego. (Mateo 3, 11)

  • Entonces Juan accedió a ello. Una vez bautizado, Jesús salió del agua; y en esto los cielos se abrieron y vio al Espíritu de Dios descender en forma de paloma y posarse sobre él. (Mateo 3, 16)

  • el que dé de beber a uno de estos pequeñuelos tan sólo un vaso de agua fresca porque es mi discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa". (Mateo 10, 42)

  • "Señor, ten compasión de mi hijo, que es epiléptico y está muy mal. Muchas veces cae en el fuego y otras muchas en el agua. (Mateo 17, 15)

  • Viendo Pilato que nada conseguía, sino que aumentaba el alboroto, mandó que le trajeran agua y se lavó las manos ante el pueblo, diciendo: "Soy inocente de esta sangre. ¡Vosotros veréis!". (Mateo 27, 24)

  • Yo os bautizo con agua, pero él os bautizará en el Espíritu Santo". (Marcos 1, 8)

  • En el momento en que salía del agua, vio los cielos abiertos y al Espíritu Santo como una paloma bajando sobre él, (Marcos 1, 10)

  • y muchas veces lo tira al fuego y al agua para matarlo. Si puedes hacer algo, apiádate de nosotros y ayúdanos". (Marcos 9, 22)

  • "El que os dé de beber un vaso de agua por ser del mesías, os aseguro que no se quedará sin recompensa". (Marcos 9, 41)

  • Mandó entonces a dos de sus discípulos y les dijo: "Id a la ciudad, y os encontraréis con un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo (Marcos 14, 13)

  • Cuando se cumplieron los días de la purificación, según la ley de Moisés, lo llevaron a Jerusalén para ofrecerlo al Señor, (Lucas 2, 22)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina