Löydetty 348 Tulokset: Noche

  • Y Dios lo hizo así aquella noche. Quedó seco totalmente el vellón y en todo el suelo había rocío. (Jueces 6, 40)

  • Aquella noche el Señor ordenó a Gedeón: "Levántate, baja al campamento, porque yo los entrego en tus manos. (Jueces 7, 9)

  • Por tanto, sal esta noche con tu gente y ponte en emboscada en el campo. (Jueces 9, 32)

  • Abimelec salió de noche con toda su gente, y se pusieron en emboscada frente a Siquén en cuatro bandos. (Jueces 9, 34)

  • Cuando los de Gaza supieron que Sansón estaba allí, la cercaron y estuvieron todo el día en acecho a las puertas de la ciudad. Por la noche se fueron tranquilos a sus casas diciendo: "Al venir el día lo mataremos". (Jueces 16, 2)

  • Los de Dan enviaron a cinco hombres valientes de Sorá y Estaol para reconocer la región y explorarla. Les dijeron: "Id a explorar la tierra". Los cinco hombres llegaron a la montaña de Efraín, a casa de Micá, y allí pasaron la noche. (Jueces 18, 2)

  • Y los dos se sentaron, comieron y bebieron. Después el padre de la joven le dijo: "Anda, quédate y pasa contento aquí una noche más". (Jueces 19, 6)

  • El levita se levantó para irse, pero su suegro le instó tanto a que se quedara, que se quedó allí a pasar la noche. (Jueces 19, 7)

  • El levita se levantó para irse con su concubina y su criado, pero su suegro le dijo: "Mira, ya es tarde; pasa aquí contento la noche; mañana os iréis de madrugada". (Jueces 19, 9)

  • Pero el levita no quiso pasar allí la noche. Se levantó y se fue. Avistaron a Jebús, o sea, Jerusalén. Llevaba los dos asnos cargados, la concubina y el criado. (Jueces 19, 10)

  • Cuando llegaron cerca de Jebús, era el atardecer, y el criado dijo a su amo: "Vayamos a esta ciudad de los jebuseos para pasar en ella la noche". (Jueces 19, 11)

  • anda, intentemos llegar a uno de estos lugares para pasar la noche: Guibeá o Ramá". (Jueces 19, 13)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina