Löydetty 822 Tulokset: Moisés y serpiente

  • Moisés y Aarón hicieron exactamente como el Señor les había mandado. (Exodo 7, 6)

  • Moisés tenía ochenta años y Aarón ochenta y tres cuando hablaron al Faraón. (Exodo 7, 7)

  • El Señor dijo a Moisés y Aarón: (Exodo 7, 8)

  • "Cuando os hable el Faraón y os diga: Haced algún prodigio, tú dirás a Aarón: Toma tu bastón y échalo delante del Faraón. El bastón se convertirá en serpiente". (Exodo 7, 9)

  • Moisés y Aarón fueron ante el Faraón e hicieron como el Señor les había ordenado. Aarón tiró su bastón delante del Faraón y de sus siervos, y se convirtió en serpiente. (Exodo 7, 10)

  • El Señor dijo a Moisés: "El corazón del Faraón se ha endurecido y se niega a dejar salir al pueblo. (Exodo 7, 14)

  • Preséntate al Faraón de mañana; cuando salga del baño, te haces el encontradizo con él a la orilla del río teniendo en la mano el bastón que se convirtió en serpiente, (Exodo 7, 15)

  • El Señor dijo a Moisés: "Di a Aarón: Toma tu bastón y extiende tu mano sobre las aguas de los egipcios: ríos, canales, estanques y depósitos de aguas, y se convertirán en sangre. Habrá sangre en todo el país de Egipto, hasta en las vasijas, tanto en las de madera como en las de piedra". (Exodo 7, 19)

  • Moisés y Aarón hicieron como el Señor había ordenado; Aarón levantó el bastón, golpeó las aguas del río a la vista del Faraón y sus siervos, y las aguas se convirtieron en sangre. (Exodo 7, 20)

  • El Señor dijo a Moisés: "Preséntate al Faraón y dile: Esto dice el Señor: Deja salir a mi pueblo para que me sirva. (Exodo 7, 26)

  • El Señor dijo a Moisés: "Di a Aarón: Extiende tu mano con tu bastón sobre los ríos, canales y estanques y haz subir las ranas por todo el territorio egipcio". (Exodo 8, 1)

  • El Faraón llamó a Moisés y a Aarón y les dijo: "Rogad al Señor que aleje las ranas de mí y de mi pueblo, y yo dejaré ir al pueblo para que ofrezca sacrificios al Señor". (Exodo 8, 4)


“Você deve ter sempre prudência e amor. A prudência tem olhos; o amor tem pernas. O amor, como tem pernas, gostaria de correr a Deus. Mas seu impulso de deslanchar na direção dEle é cego e, algumas vezes, pode tropeçar se não for guiado pela prudência, que tem olhos.” São Padre Pio de Pietrelcina