Löydetty 151 Tulokset: Jesucristo
Santiago, siervo de Dios y de Jesucristo el Señor, a las doce tribus dispersas por el mundo, salud. (Santiago 1, 1)
Hermanos míos, no mezcléis con favoritismos la fe de nuestro Señor Jesucristo glorificado. (Santiago 2, 1)
Pedro apóstol de Jesucristo a los emigrantes esparcidos por el Ponto Galacia Capadocia Asia y Bitinia (I Pedro 1, 1)
elegidos por designio de Dios Padre para ser santificados por el Espíritu para obedecer a Jesucristo y ser purificados con su sangre os deseo la gracia y la paz en abundancia (I Pedro 1, 2)
Bendito sea Dios Padre de nuestro Señor Jesucristo que llevado de su gran misericordia nos ha hecho nacer de nuevo mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos a una esperanza viva (I Pedro 1, 3)
para que la pureza de vuestra fe mucho más preciosa que el oro que aunque acrisolado por el fuego se corrompe aparezca digna de alabanza de gloria y de honor cuando tenga lugar la manifestación de Jesucristo, (I Pedro 1, 7)
Por eso, estad preparados vivid sobriamente, y poned toda vuestra esperanza en la gracia que se os dará el día de la manifestación de Jesucristo. (I Pedro 1, 13)
disponeos como piedras vivientes, a ser edificados en casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer víctimas espirituales agradables a Dios por mediación de Jesucristo; (I Pedro 2, 5)
agua que presagiaba el bautismo, que ahora os salva a vosotros, no mediante la purificación de la inmundicia corporal sino mediante la súplica hecha a Dios por una conciencia buena la cual recibe su eficacia de la resurrección de Jesucristo, (I Pedro 3, 21)
el que tenga el don de la palabra, que use de él como el que comunica palabras de Dios; el que presta un servicio que lo haga como mandatario de Dios de manera que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo al cual se debe la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén. (I Pedro 4, 11)
Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que han alcanzado una fe no menos preciosa que la nuestra mediante la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo. (II Pedro 1, 1)
pues si estas virtudes se encuentran en vosotros y van en aumento, no permaneceréis ociosos y estériles en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. (II Pedro 1, 8)