Löydetty 124 Tulokset: Incienso

  • Yo exterminaré de Moab -dice el Señor- a aquellos que ofrecen sacrificios en las colinas y queman incienso a sus dioses. (Jeremías 48, 35)

  • Les decían: "Ahí os mandamos dinero para que con él compréis holocaustos, sacrificios por el pecado e incienso; haced ofrendas y presentadlas sobre el altar del Señor Dios nuestro. (Baruc 1, 10)

  • Las mujeres ceñidas de cuerdas se sientan junto a los caminos quemando como incienso el salvado; (Baruc 6, 42)

  • Y setenta hombres de los ancianos de la casa de Israel, entre los cuales se encontraba Jazanías, hijo de Safán, estaban de pie ante aquéllos, cada uno con su incensario en la mano, del cual subía el perfume del incienso. (Ezequiel 8, 11)

  • Entonces el rey Nabucodonosor cayó rostro en tierra y se postró ante Daniel y ordenó que le ofrecieran sacrificios e incienso. (Daniel 2, 46)

  • No tenemos ya príncipe, profeta, ni caudillo, ni holocausto, ni sacrificio, ni ofrendas, ni incienso, ni lugar donde ofrecerte las primicias (Daniel 3, 38)

  • Le haré rendir cuentas de sus fiestas en honor de los baales, a quienes quemaba incienso ataviada de anillos y collares para correr tras sus amantes, olvidándose de mí -dice el Señor-. (Oseas 2, 15)

  • Sobre las cimas de los montes ofrecen sacrificios; en las colinas queman incienso bajo la encina, el chopo o el terebinto: ¡tan agradable es su sombra! Así se prostituyen vuestras hijas, y vuestras nueras cometen adulterio. (Oseas 4, 13)

  • Cuanto más los llamaba, más se alejaban de mí. Ofrecían sacrificios a los baales y quemaban incienso a los ídolos. (Oseas 11, 2)

  • Por eso ofrece sacrificios a su red e incienso a su copo: porque gracias a ellos su pesca es abundante, y suculenta su comida. (Habacuc 1, 16)

  • Porque desde oriente a occidente mi nombre es grande entre las naciones, y en todo lugar se ofrece a mi nombre un sacrificio de incienso y una ofrenda pura. Porque mi nombre es grande entre las naciones -dice el Señor todopoderoso-, (Malaquías 1, 11)

  • Entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre; se pusieron de rodillas y lo adoraron; abrieron sus tesoros y le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. (Mateo 2, 11)


“O Santo Rosário é a arma daqueles que querem vencer todas as batalhas.” São Padre Pio de Pietrelcina